Cuando tenía 18 años, mi madre se enteró de que tenía cáncer. Fue un trauma y el peor momento de mi vida. Pasé los siguientes dos años cuidándola, yo era su principal cuidador, porque mi padre tenía que trabajar y mis hermanas estaban en la universidad o trabajando. Tengo experiencia de primera mano acerca de todos los problemas que enfrentó, como la pérdida de cabello y la depresión que conlleva padecer una enfermedad terminal. A pesar de que la quimioterapia y radioterapia iban a prolongar su vida, nunca la curarían.
Mi madre también había perdido el sentido del gusto. Comer tantas veces al día y saber que los sabores serían aburridos para ella el resto de su vida lo convertían en un momento sumamente deprimente.
En ese entonces, mi familia no sabía cómo actuar y apoyarla mejor. Yo no estaba dentro de la industria gastronómica, era joven y trataba de enfrentar su diagnóstico, así como cuidarla. cocinábamos la misma comida de siempre y cuando salíamos por comida, nada era lo suficientemente bueno; no porque sintiera que la comida no era buena, sino porque su sentido del gusto era débil.
Esa experiencia permaneció conmigo a lo largo de los años luego de que mi madre perdiera la batalla contra el cáncer. Haber obtenido cierto éxito dentro de la industria culinaria, me hizo querer retribuir. No fui capaz de ayudar a mi madre con la comida en ese entonces, así que tal vez ahora es momento de ayudar a otras personas.
Life Kitchen es una iniciativa de caridad que ofrecerá clases de cocina gratis a personas que viven con cáncer y sus familiares. Las recetas se centrarán en el sabor y las clases serán impartidas por los mejores escritores culinarios y chefs. En este momento, Chantelle Nicholson de Tredwells (restaurante propiedad Marcus Wareing, juez de Masterchef) es patrocinadora de la caridad y está ayudando a preparar las primeras clases y crear las recetas.
Un patrón que he observado es que casi el 50 por ciento de las personas que se someten a la quimioterapia experimentan pérdida o cambios en el sentido del gusto. Pero, a juzgar por los cientos de personas que me han contactado por email o Twitter, parece que esto afecta a casi todos. Entre más investigo, más descubro que no solo la quimioterapia afecta el gusto. Todas las formas de tratamiento para el cáncer pueden tener un impacto de alguna manera.
Puede ser pérdida del apetito, un sentido del gusto debilitado, experimentar un sabor metálico o boca irritada. Incluso los recuerdos de la quimioterapia pueden tener un impacto en el gusto. Algunas personas que salen de la quimio, pero siguen con cáncer descubren que algunos alimentos les recuerdan la quimioterapia.
Puede ser pérdida del apetito, un sentido del gusto debilitado, experimentar un sabor metálico o boca irritada. Incluso los recuerdos de la quimioterapia pueden tener un impacto en el gusto.
Hay muchos factores a tomar en cuenta para impartir las clases. Lo primero es asegurarnos de que las habilidades para cocinar de la gente estén en óptimas condiciones, porque, como Chantelle dice: “Si la gente puede cocer, caramelizar y sazonar, pueden sacar lo mejor de los ingredientes que ya tienen”. Entonces, haremos tiempo para mostrarle a la gente las técnicas que harán que la comida que ya cocinan pase al siguiente nivel, o sea que automáticamente tendrá más sabor.
Luego Chantelle ideará recetas que puedan mejorar el sabor de los alimentos y ayudar a cubrir los sabores metálicos. En este momento ella se encuentra desarrollando un aderezo con chile verde, aceite de sésamo, azúcar de palma, vinagre de vino de arroz, semillas de sésamo y cacahuates tostados que pueden usarse para acompañar cualquier comida, desde pescados hasta pollos y ensaladas. Todo se trata de encontrar elementos que tengan versatilidad y un fuerte impacto en el sabor.
También contamos con el apoyo de la caridad contra el cáncer Macmillan. Su nutriólogo va a revisar las recetas, nos hará un desglose nutricional y ofrecerá consejos sobre lo que podemos mejorar. Y si bien la nutrición es importante, es necesario que exista el elemento de comodidad en estas clases; funciona de la misma forma en que hornear un pastel puede hacerte sentir mejor.
Estamos esperando que asistan a clases tanto aquellas personas que viven con cáncer, como amigos y familiares. A menudo la gente que vive con cáncer no tiene la energía para cocinar, así que tomando clases con alguien más —amigos o familiares— ellos podrán preparar estas recetas en casa. Embarcarte en cualquier empresa solo cuando tienes cáncer no es muy bueno, de manera que queríamos asegurarnos de que éste fuera el ambiente más cómodo posible y todos aprovechen lo que estamos intentando lograr.
El cáncer es un tema complicado y obviamente no podemos resolver cada asunto relacionado con él, lo único que intento es hacer un poco la diferencia.
Tal y como fue contado a Daisy Meager.
Actualmente, Life Kitchen está reuniendo fondos para comenzar su primera clase y encontrar una cocina permanente.