Pueden potenciar el sabor de una comida o servir de ingrediente mágico para volver memorable una receta.
Pero las especias y hierbas que se usan en la cocina pueden también mejorar la dieta y volverla más variada y sana.
En el mundo Oriental, se les ha adjudicado propiedades medicinales desde tiempos inmemoriales.
Actúan como estímulo del sistema digestivo, ayudan con los desórdenes digestivos y algunas tienen valores antisépticos, le dijo a la BBC Krishnapura Srinivasan, científico del Instituto de Investigación de Tecnología de los Alimentos (CFTRI) en India, el principal país productor de especias del mundo.
Hay quienes han destacado sus propiedades antioxidantes. De acuerdo a la medicina ayurvédica, parte del antiguo sistema de creencias del hinduismo, estas sustancias pueden “enfriar o calentar” el aparato digestivo y afectar su equilibrio.
Y hace 2.500 años, el filósofo y maestro chino Confucio recomendaba la ingesta de jengibre con cada comida para acelerar la digestión.
Sin embargo, la ciencia en Occidente no ha generado un cuerpo de evidencia suficiente para garantizar todas las cualidades medicinales que se le atribuyen a las especias y no existe un consenso sobre sus beneficios.
Pero sí es cierto que los usos de estas sustancias como aliadas de la salud están en aumento.
Y al menos una ventaja es comprobable: su uso reduce el consumo de sal como condimento, lo que ciertamente trae aparejados beneficios.
“Sabemos que reducir el sodio es realmente importante para la salud, baja los riesgos de presión alta y accidentes cerebro vasculares, con lo cual las especias pueden colaborar en cortar el sodio al cocinar en tanto mejoran el sabor de los alimentos”, le dijo a BBC Foods la nutricionista Azmina Govindji, de la Asociación Dietética Británica.
Pero, ¿cuáles elegir entre los cientos que existen? Aquí te presentamos seis especias que puedes incorporar en nuevas recetas.
Este bulbo comestible es un clásico de la cocina, con su reputación de antibiótico natural y, según algunos estudios, su capacidad de reducir las nitrosaminas (compuestos químicos que se forman a partir de las proteínas en condiciones ácidas, como el medio gástrico, y algunos de los cuales pueden ser cancerígenos).
Ya los antiguos griegos lo consideraban un buen preventivo para muchos males y en algunos países la tradición lo usa en cuadros que van desde resfríos a inflamaciones.
El ajo puede ayudar a combatir la presión arterial elevada, aunque la evidencia no es contundente, señala el Instituto Nacional de Salud del Departamento de Salud de Estados Unidos en su biblioteca en Internet.
Algunos estudios indican que ciertos grupos de personas que comen más ajo tienen menos probabilidad de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el de estómago y colon. Pero sin embargo los suplementos de ajo no han mostrado el mismo beneficio, agrega el organismo, que recomienda incorporar el ajo en platos pero no consumirlo en forma de suplemento dietario.
Nativa del sur de Asia, esta especia que da el color amarillo característico a platos como el curry se ha puesto de moda en los últimos años, promocionada como un superalimento que presuntamente ayuda a curar males variados, incluso el cáncer.
Aunque muchos de los atributos que le asignan no han sido comprobados, algunos estudios científicos han confirmado que puede servir como antioxidante y analgésico, y tiene cualidades sedativas.
Asimismo, serviría para reducir los niveles de dos enzimas en el cuerpo que causan inflamación y evitar que las plaquetas se agrupen formando coágulos, según información del Centro Médico de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.
Es importante saber que la cúrcuma es muy segura cuando se usa para cocinar. No sabemos cuán segura es si se usa con motivos médicos, señala la organización Cancer Research UK, dedicada a financiar investigación sobre el cáncer en Reino Unido.
Según destacan, la cada vez más profusa investigación sobre la cúrcuma en relación con el cáncer se ve promisoria, pero es necesario hacer más estudios clínicos en humanos antes de saber si tiene potencial para el tratamiento de la enfermedad.
Esta fragante especia, que se obtiene de semillas nativas del sudeste asiático, es utilizada en prácticas de medicina alternativa para eliminar toxinas.
Por eso hay quienes sugieren agregarla al té para combatir la resaca.
Pero lo cierto es que es un ingrediente habitual en la gastronomía india y árabe, y en la repostería del norte de Europa y, por miles de años, en Asia se ha utilizado para aliviar malestares de estómago.
Su principal aceite activo, el cineol, está también presente en la familia de los eucaliptus y se ha incorporado en productos farmacéuticos contra la tos, por ejemplo.
Y, en el uso popular, se cree combate el mal aliento: es común ver a hombres y mujeres mascando pastillas de cardamomo en India y Medio Oriente, señala la odontóloga Ratika Sharma.
Recientemente un estudio ha explorado los efectos antimicrobianos del extracto de cardamomo sobre las bacterias de la zona bucal y halló que era efectivo contra bacterias patógenas orales, como Streptococcus mutans y Candida albicans, señaló Sharma, del Departamento de Salud Pública del Instituto de Ciencias Odontológicas KLE VK, en un artículo científico sobre esta especia publicado en 2012.
Considerado una legumbre y cargado de proteínas, el fenogreco, una vez tostado, tiene un aroma intenso similar al del almíbar de arce.
Se utilizan sus hojas y sus semillas, y en la cocina mediterránea es un ingrediente que aporta un sabor agridulce a los platos.
Algunos estudios médicos señalan que puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre en pacientes con diabetes tipo 2, pero la evidencia es escasa, señala el Instituto Nacional de Salud del Departamento de Salud de Estados Unidos.
Un estudio recogido por la Universidad de Michigan, en tanto, sugiere que las semillas de fenogreco podrían ser buenas para el colesterol, porque inhiben su absorción a nivel del intestino.
Muchas otras propiedades le han sido adjudicadas a la alholva, pero todas sin la necesaria comprobación científica.
Esta hierba, nativa del Mediterráneo, pertenece a la misma familia que la lavanda y el romero, entre otras bien conocidas.
Sus hojas, de color gris verdoso, son un buen condimento para cocinar o para hacer un agua aromática.
La salvia tiene un largo historial de uso medicinal para dolencias que van desde desórdenes mentales a molestias gastrointestinales. Aunque no todas sus aplicaciones médicas han sido respaldadas por la investigación, algunas sí lo están, señala la nutricionista de la Universidad Estatal de Ohio Megan Ware, en un artículo publicado en Medical News Today.
Entre las verificadas se cuenta la gama de compuestos antioxidantes y antiinflamatorios que almacena la salvia, en algunas de sus 900 variedades. Y es una fuente de vitamina K, que ayuda en la coagulación de la sangre y contribuye con el mantenimiento del tejido óseo y los tejidos corporales.
Por su agradable aroma, es un buen agregado para todo tipo de platos -desde sopas y guisos a carne asada, sobre todo cerdo- y se usa además en la industria cosmética para fabricar jabones y aceites corporales.
Usado como saborizante en alimentos y bebidas, esta hierba proviene originalmente de la exótica Maluku, en Indonesia, conocida como la Isla de las Especias, y se ha colado en muchas cocinas del mundo, de la norafricana a la mexicana.
Y sus usos son variados: son parte de un tipo particular de cigarrillo indonesio e ingrediente de un insecticida para hormigas, por nombrar sólo un par.
En China, cuenta la historia que, durante la dinastía Han, los cortesanos solían mascar clavo para aliviar el aliento antes de hablar con el emperador.
Un estudio realizado en 2010 por la Universidad de Oslo sobre 3.100 sustancias alimenticias en uso en todo el mundo estableció que el clavo era la que contenía la mayor cantidad de antioxidantes por gramo: un gramo de esta especia tiene lo mismo que media taza de frutos rojos, valorados tradicionalmente como una buena fuente de antioxidantes.
No sólo tienen buen sabor y aroma: tradicionalmente está asociada con la buena digestión, sobre todo en el contexto de la medicina oriental, aunque los estudios científicos a la fecha no se hayan pronunciado en este sentido.