No nos faltan razones para beberla. El primer trago de una cerveza es mejor que el primer beso porque nunca decepciona. Pero igual que en el amor, también hay momentos de culpa; sobre todo si llevamos toda la semana echándonos una chela diaria mientras nos atascamos Stranger Things en Netflix.
Sin embargo, la ciencia está para ayudarnos; y científicos en el mundo nos han regalado arduas investigaciones con resultados bonitos y convenientes para nuestros hábitos cheleros. De hecho, el consumo moderado de cerveza en el día a día puede ser el secreto para una vida más larga y feliz, según el informe anual de Beer And Health del 2015, publicado por el Instituto Holandés de la Cerveza y patrocinado por la unión The Brewer of Europe.
¿Y por qué beber una cerveza al día es bueno para nuestra salud —y felicidad—? Primer recordemos que está hecha a base de cuatro ingredientes naturales: agua, cereales (principalmente cebada, aunque también hay cervezas de trigo o incluso de maíz), lúpulo y levaduras. Por esto, aporta muchas vitaminas (en particular complejo B), minerales, polifenoles (antioxidantes) y fibra a nuestra dieta. Pero si esto no es suficiente, acá hay otras siete razones valiosas:
La cerveza no sólo es rica en vitaminas del complejo B, sino que gracias a su composición química, éstas son más fáciles de absorber para el cuerpo. La vitamina B12 es clave para que el cerebro realice sus funciones diarias. Además, éste es el grupo responsable de regular la acción del sistema nervioso.
No hay que olvidar que el alcohol que tienen las cervezas ayuda a prevenir derrames cerebrales. Hay estudios en curso que buscan probar que una chela al día es la clave para mantener al Alzheimer y al Parkinson alejados.
No, no hablamos de esas “grandes ideas” que nos llegan después de cinco cervezas, sino de que una al día puede ayudar a mantener la vista siempre enfocada. Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Ontario asegura que los antioxidantes de la chela pueden disminuir el riesgo de sufrir cataratas hasta en un 50 por ciento.
Los polifenoles y flavonoides que se encuentran en la cerveza protegen a las mitocondrias, uno de los componentes de las células. El daño a las mitocondrias en las células oculares aumenta el riesgo de sufrir cataratas. Las cervezas con mayor cantidad de estos antioxidantes son las cervezas que provienen de maltas más oscuras como las stout y las brown ales.
Investigadores de la Universidad de Valladolid, en España, han demostrado que las variedades oscuras son ricas en hierro. El hierro es un mineral indispensable en el transporte de oxígeno en la sangre y regula el crecimiento celular. Las mujeres somos particularmente sensibles a la deficiencia de hierro, así que incluir una stout —que además tiene menos calorías que los otros estilos—, nos hace bien.
Estudios de la universidad de Granada, en España, demuestran que tomar una cerveza después de una ardua sesión de ejercicio puede hidratarte de la misma manera que un vaso de agua.
Además la cerveza tiene electrolitos, nutrientes vegetales y algunas calorías que ayudan a recuperar energía para rendir mejor en el gimnasio. Además es buena para recuperarse del desgaste muscular. Si vas a correr en el próximo Maratón de la Ciudad de México, considera beber cerveza para mantener las ganas de seguir corriendo —puedes elegir una sin alcohol, aunque tiene menos calorías—.
Sí, cura el mal de amores, pero además ayuda a mantener la salud cardiaca. Investigadores israelíes probaron que tomar una lager una vez al día puede evitar infartos porque ayuda a elevar los niveles de HDL (colesterol bueno) en la sangre, evitando así el endurecimiento de venas y arterias. También ayuda a prevenir la formación de coágulos minimizando el riesgo de un infarto. Además, tiene grandes cantidades de potasio, lo cual es muy bueno para evitar calambres y para mantener la presión sanguínea en buenos niveles.
La cerveza es una fuente importante de silicio, un ingrediente clave en el mantenimiento de la densidad ósea. De acuerdo a estudios realizados por la Facultad de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de California, se ha descubierto que la cerveza es una de las principales fuentes de silicio dentro de la dieta occidental. La mejores son las claras hechas con cebada, pues son las más ricas en este mineral.
La cerveza ayuda a no sufrir en el trono. Tanto la cerveza lager como la oscura tienen una cantidad significativa de fibra dietética, además ayudan a la formación de probióticos y flora intestinal que promueven los movimientos intestinales.
La recomendación diaria es de 1 cerveza (250 ml) para las mujeres y 2 (500 ml) para los hombres. Pero recuerda: es UNA cerveza al día. Si crees que puedes juntar tus porciones diarias y beberlas todas en un solo día de la semana, el efecto será inverso: no sólo terminarás con cruda —y si sí, también te ayudamos con eso—, sino que podrías aumentar las posibilidades de padecer una de estas enfermedades, de las cuales la chela te está tratando de proteger.