No, ni las naranjas de tu jugo mañanero, las uvas que te comes en fin de año o los granos de tu ensalada favorita son originarios de México. Estas delicias que llegaron a nuestro país hace cientos de años en realidad son nativas de Asia.
Por primera vez, científicos rastrearon los orígenes de casi dos tercios de los granos, legumbres, frutas, vegetales y otros cultivos que existen en el mundo y elaboraron un mapa para ubicar de dónde vienen.
El estudio realizado por el Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) y otras instituciones compila información de 151 cultivos en 177 países y representa el primer intento de cuantificar e identificar el nivel de interconectividad de las dietas nacionales y las economías agrícolas en el mundo. Porque, sí, la globalización también está presente en lo que cultivamos y lo que llevamos a nuestras mesas.
Cada uno de los cultivos fue rastreado desde las 23 regiones primarias de diversidad que existen en nuestro planeta, es decir, zonas geográficas donde se tiene identificado que diversas plantas comestibles fueron domesticadas hace cientos de años y que, posteriormente, se transformaron en los cultivos que amamos hoy.
Los siglos, la migración, el colonialismo y el comercio resultaron en que varios de estos cultivos fueran producidos y consumidos fuera de sus regiones de origen.
Además, este estudio encontró que todos los países del mundo ahora dependen de cultivos que se originaron en regiones geográficas distintas. Los autores del estudio también hallaron que la proporción de cultivos “no nativos” en las dietas y sistemas agrícolas del mundo han aumentado en los últimos 50 años.
Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo, son países en los que casi el 100% de su dieta y sistema agrícola están basados en cultivos “no nativos”, mientras que en Camboya, Bangladesh y Níger sucede lo contrario: estos países casi no dependen de cultivos extranjeros.
“Ahora sabemos cuánto de nuestra dieta nacional y sistemas agrícolas dependen de cultivos originados en otras partes del mundo”, dice Colin Khoury del Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT), quien trabajó con otras instituciones para publicar este estudio en Proceedings of the Royal Society B.
Éste es el mapa: