Guadalajara es famosa por sus tortas ahogadas, unas más picosas que otras pero todas deliciosas y más un día después de la fiesta y los tequilas jaliscienses.
Cada tapatío tiene su lugar favorito para disfrutarlas y otros más se aventuran a prepararlas ellos mismos para que queden a su gusto. La leyenda dice que el origen de este manjar es a principios del siglo XX cuando un borrachito llegó a su casa y para bajarse la fiesta ahogó un birote en salsa picante.
Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo fue que terminó relleno de carnitas y siendo un antojo emblemático de la región, hay prácticas que se deben seguir religiosamente para que una torta ahogada esté buena: la primera es el pan birote, crujiente por fuera y suave por dentro. La segunda es que debe picar, aunque sea poquito.
La última es que la carne debe estar bien sazonada e integrarse bien con las guarniciones que generalmente son cebolla y col picadas.
Para calmar el antojo, ¿qué tal si las preparamos en casa? Acá te compartimos la receta traída desde Jalisco que, además de ser muy rica, se prepara muy rápido. ¡Enchílate sabroso con unas tortas ahogadas!