Es la droga más popular del mundo y la más usada: más de 2.000 millones de tazas de bebidas con cafeína se consumen a diario.
En muchos lugares, esa cafeína proviene más que todo del café.
Unos 15 minutos después de beberlo, empiezas a sentir su efecto, que puede durar por horas.
Es una sacudida neural de la que muchos de nosotros dependemos para poder pensar en las mañanas. Y otros, para sentirse mentalmente ágiles a lo largo del día.
Pero, ¿será cierto que la cafeína, en todas sus formas, realmente funciona?
Y, de ser así, ¿cómo lo hace?
Es común encontrarse con la idea errada de que el café es el único que contiene cafeína, pero está presente en muchos productos.
Para la mayoría de la gente, consumir hasta 400 miligramos al día no es problema.
En el caso de las mujeres embarazadas, se recomienda que consuman menos de 200 miligramos.
Lo que la cafeína hace es bloquear la acción de la adenosina -una molécula que le dice a nuestro cerebro que se sienta cansado- como ilustra este gráfico.
En contra de la creencia popular, el consumo de cafeína parece no ser muy efectiva en cuando a estar más alerta y más atento.
Los científicos han medido la diferencia que la cafeína marca en el desempeño mental haciendo pruebas con consumidores frecuentes y con sujetos que no la consumen.
Esto es lo que descubrieron:
Si bien la cafeína parece mejorar algunos aspectos del desempeño físico, hace muy poco para realzar las capacidades mentales de consumidores regulares.
Estos desarrollan rápidamente una tolerancia a sus efectos.
Los no consumidores, por su parte, pueden llegar a sentirse más alerta tras un golpe de cafeína, pero tampoco experimentan ninguna mejoría al realizar test de desempeño mental.