La piña colada es un coctel que combina sabor, ritmo y hasta un poco de humor. Este coctel dulce que se prepara a base de ron, crema, leche de coco y jugo de piña, con un triángulo de piña fresca y una cereza maraschino, fue nombrado bebida nacional puertorriqueña el 10 de julio de 1978.
Es perfecto como coctel playero en un día de calor, en pequeños vasos tipo “shot” en una noche de canapés en casa o como aperitivo de un menú tropical o con sabores de India o Malasia.
Como muchas otras bebidas, la piña colada también ha sido polémica respecto de su origen y su preparación exacta. La historia más antigua sobre su origen data del siglo XIX, cuando un pirata puertorriqueño de nombre Roberto Cofresí ofrecía una bebida con coco, piña y ron a su tripulación para llenarlos de valor. ¿Será?
Más allá de que se vale ponerle nuestro toque personal a cada receta, van algunos datos divertidos acerca de esta tropical bebida refrescante.
Pues sí, nos gusta beber bien pero también beber bonito, y servir una piña colada en lindos, coloridos y hasta divertidos vasos también vale la pena:
1. Con un diseño artesanal, en una piña de cobre -con todo y popote- y que probamos hace unos años en uno de nuestros bares favoritos en el mundo, el Artesian, en Londres. Otorga frescura y se mantiene, bien, bien fría.
2. En la tradicional copa de vidrio soplado con borde azul cobalto, que imprime un estilo mexicano y que viste las mesas más sofisticadas.
3. Con la misma función del cobre par mantener la piña colada fría, pero en peltre, ya sea en taza o en vaso, y hasta con charola del mismo material puede acompañarse.