La actividad pesquera en México y su sustentabilidad tal vez es un tema poco atractivo porque sólo es relevante para algunos estados y localidades costeras donde la subsistencia y la economía local está ligada directamente al mar. Al resto, los tiene sin cuidado.
Algunos datos para ilustrar el caso. México cuenta con poco más de 11 mil kilómetros de litorales –como dato, España tiene 7 mil–; esto es algo así como 4 veces el litoral peruano y 1.7 veces el de Chile; no obstante, somos el lugar 16 en producción pesquera mundial –en volumen–, mientras que Perú es el cuarto y Chile el octavo, son los dos principales productores latinoamericanos en este sector. Asimismo, la producción nacional es de alrededor de 1 millón 467 mil toneladas de productos pesqueros, mientras que EUA produce más de 5 millones y China anda por arriba de las 13 millones de toneladas (según datos de la FAO, 2012). Por alguna razón que tiene que ver con la historia, diseño institucional y geografía económica de México, la pesca no se desarrolla de la misma forma que otros sectores productivos.
Quizá uno de estos problemas es que este país sufre de un centralismo asfixiante que lo hace olvidarse de la periferia y que tiende a concentrar la actividad económica en los polos internos o en el camino hacia el norte. Esto por alguna razón extraña me recuerda el diseño y vocación de la ciudad de Nueva York.
El viajero que visita Nueva York notará la casi total ausencia del mar (o del Río Hudson), sólo algunos visitantes alcanzan a verlo o darse cuenta que están sobre una isla que alguna vez fuera uno de los puertos comerciales más importantes del mundo. Caminando por Manhattan fácilmente se olvida que estamos en una ciudad costera. El trazo, el diseño urbano, la forma de vida no giran mucho en torno al mar. La dinámica urbana privilegia el centro y se olvida de su costa. En México sufrimos un poco el mismo síndrome que Nueva York: estamos volcados hacia el centro, despreciando la periferia.
En México se nos olvidan sus más de 11 mil kilómetros de costas, la extensión del territorio marino que es casi el doble del terrestre, su enorme biodiversidad, su situación geográfica estratégica con salida a dos océanos importantes, su antigua conexión de comercio con el Oriente, con el sur del continente y con Europa, así como los más de 2 millones de familias que dependen de alguna forma de la actividad pesquera, además de los millones que dependen del turismo y otras actividades marinas (minería, energías renovables, transporte, etcétera).
Por la importancia estratégica del mar, recientemente The Economist convocó a una Cumbre Mundial sobre la Economía o Crecimiento Azul para discutir y reflexionar sobre las actividades productivas que dependen de una u otra forma del océano. Este encuentro mundial detonó una serie de estudios y análisis especializados sobre las múltiples posibilidades del mar y su contribución a la economía global. El tema de la Economía Azul busca situar en el mapa la importancia de la actividad económica alrededor del mar en las mentes de inversionistas y líderes mundiales, tomadores de decisiones y gobiernos nacionales.
En este contexto, un grupo de expertos, entre los que destaca EDF (Environmental Defense Fund), una de las organizaciones mundiales que más a dedicado esfuerzo para pensar en soluciones innovadoras para la pesca en el mundo, han iniciado una serie de estudios internacionales donde desarrollan diversos escenarios sobre el futuro de la pesca, tanto en México, como otras partes del mundo.
Así, EDF de México ha desarrollado, junto con investigadores de la Universidad de California-Santa Barbara y expertos mexicanos un modelo bioeconómico de predicción sobre lo que ocurriría a las 28 pesquerías más importantes del país si dejamos que las cosas continúen como hasta ahora. Es decir, sin implementar una serie de medidas para alcanzar un manejo participativo y sustentable. El análisis de EDF es implacable en señalar que, de no hacer nada en 20 años la pesca comercial será solamente un bonito recuerdo.
Ante este grave escenario, recomiendan llevar a cabo dos cambios fundamentales para la pesca en México: 1) combatir y reducir la pesca ilegal, e 2) implementar el Manejo Basado en Derechos en buena parte de las pesquerías del país, para una administración más eficiente y redituable de los recursos marinos, que nos permitiría obtener hasta un 50% más de ganancias para los pescadores.
El Manejo Basado en Derechos es un sistema de pesca –como indica el video– que se basa en determinar derechos de propiedad claramente establecidos a los pescadores y en otorgar topes –o cuotas individuales– que terminan con la pesca indiscriminada, dejando en el agua un porcentaje de los recursos para que puedan reproducirse y mantener la producción a largo plazo. Es como si fuera una especie de fondo de ahorro, donde únicamente se vive de los intereses.
Estos sistemas existen en algunos lugares desde hace décadas. En México, ya se ponen en práctica en algunos rincones del país con resultados sobresalientes; desde la pesca de langosta y abulón en Guerrero Negro (BCS) hasta la de curvina golfina en el Alto Golfo de California. Hay algunos ejemplos de este tipo de manejo pesquero que está cambiando la forma de pescar y de conservar los recursos marinos. No obstante, este tipo de casos deberían ser la norma y no la excepción. Habría que hacer de este sistema una práctica generalizada que nos permita transitar hacia una pesca enfocada en el valor de los productos y no sólo el volumen.
Estamos ante un momento crucial para México, para tomar una decisión estratégica que transforme la forma en cómo se administran los recursos marinos y la forma en que la producción pesquera puede ganar hasta un 24% más de capturas en un horizonte de 20 años. Otros países ya lo han hecho y son punta de lanza en sustentabilidad pesquera. Ojalá que no se pierda el tiempo sin tomar las decisiones necesarias. Cada año que demoramos estamos perdiendo recursos vitales para la producción alimentaria nacional.
Finalmente, este gobierno enfrenta un reto importante, seguir haciendo lo que ha hecho durante los últimos 30 ó 40 años, esperando los mismos resultados, o apostar por modernizar y desarrollar un sector que tiene un gran potencial de crecimiento. Ojalá estemos a la altura de la coyuntura mundial. Con un poco de visión estratégica, algo de inversión, reformas legales menores, y muchas ganas de modernizar el sector, México podría convertirse en uno de los 10 mayores productores a nivel mundial. Sólo restan menos de tres años.
PD: les dejo esta joya de video sobre la dura vida del pescador…
*Texto publicado originalmente en www.animalpolitico.com.