El olor de la guayaba nos recuerda al libro de Gabriel García Márquez pero también a la Navidad, porque el ponche se perfuma con el olor de esta fragante fruta. Nos evoca al Bajío, a Aguascalientes en cuyas tierra se produce en abundancia y la suma a sus platillos aguascalentenses. Nos lleva a las fiestas de pueblo ya que los buñuelos suelen estar bañados con una miel que usualmente lleva esta fruta del guayabo, árbol del cual procede.
Durante siglos esta delicia originaria del trópico americano —cuyo nombre científico es Psidium guajava— ha sido muy apreciada por su pulpa de textura suave, cremosa y dulce, a pesar de que en ocasiones arroja ciertas notas ácidas que le contrastan. Es encantadora porque no puede jugar a las escondidillas. Un hogar se perfuma con su fuerte presencia pues pertenece a las mirtáceas, una aromática familia botánica entre las que se encuentra la canela, el clavo, el eucalipto, el mirto y la nuez moscada.
Hay dos variedades de guayaba: la amarilla y la rosada. La más común es la amarilla pero la más estimada es la rosa, por ser más fragante e incluso erótica pues sus tonalidades recuerdan la piel sonrojada del amor.
Desde tiempos prehispánicos se consumía en grandes cantidades. Los aztecas denominaron a su fruto como xalxócotl —que significa “fruto arenoso”— por la textura de su parte interna, pero su nombre actual proviene de la palabra “guava”, que era como le denominaban los taínos del Caribe quienes también la conocieron. Los quechuas le decían shuinto. Se le consume todo el año pero desde marzo se le encuentra en los mercados y en invierno su producción aumenta, así como su calidad.
En el centro del país la guayaba se consume como fruta, en agua fresca y en dulce ya sea en almíbar, en ate —llamado guayabate—, o en cajeta de guayaba, que es como se come en los estados del norte. También se elaboran licores con esta fragante fruta.
En los estados de Chiapas y Campeche hay una variedad más grande y de color verde pálido, inmadura, que se acostumbra consumir con un poco de sal, aunque también se emplea para hacer dulces u otros preparados. Es clásico protagonista del ponche navideño.
En promedio 100 gramos de guayaba contienen una energía de 56 kilocalorías, 11.9 gramos de hidratos de carbono, 0.8 gramos de proteínas, 0.6 gramos de lípidos, 3 miligramos de sodio, 183 miligramos de vitamina C y 284 miligramos de potasio.
En inglés: ‘guava’. En francés: ‘goyave’.
Ingredientes
Procedimiento
Mezclar la cebolla con los rábanos y el queso. Con esta pasta rellene las guayabas, a las que previamente se les quitaron las semillas, y sirva con galletas saladas en un platón.
Nota importante: La riqueza nutrimental de los ingredientes consignados en cada cédula, no radica en el contenido total de nutrimentos o en la cantidad específica que aportan de vitaminas y/o minerales (micronutrimentos) sino en su combinación en el consumo, lo cual origina platillos de un alto valor nutrimental.
La información nutrimental fue proporcionada por NUTRICANAH: María del Carmen Suárez Solana y Giovanna Ortega Rivero. La supervisión botánica de Edelmira Linares Mazari y Robert Bye, etnobotánicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).