Visitar el Museo Cerralbo de Madrid es una experiencia sensorial. Los pasos quiebran por el mármol, los espejos se confunden con los cuadros y los candelabros acechan las cabezas. Sin embargo, si a todo ello le sumas un maître y una mademoiselle de los años 20 recitando poemas a través de unos tubos conectados a una tetera, realmente podemos llegar a colapsar desorientados al no alcanzar a distinguir si acabamos de viajar al futuro o al pasado.
Allí estaban en el hall principal del museo hace unas semanas, acompañados de su acordeonista Fabio. Si queréis escuchar sus susurros no los busquéis allí, no pertenecen al mobiliario. Ellos son Álvaro Paz Maudes y Sonia Luchena, los fundadores y artífices de la compañía Pilpira Teatro, dos artistas que actualmente se dedican a dos proyectos, el espectáculo de sombras La Liebre y la Zorra y el que a este artículo atañe, Degustación de poemas.
Esta performance poética consiste, desde el punto de vista del receptor, en elegir uno de los exquisitos menús que ofrecen en su carta gastronómica, colocarte en la oreja el extremo de uno de los tubos que salen de la tetera y disfrutar de la poesía íntima y metálica que en ella reverbera. Desde el otro punto de vista, Álvaro y Sonia seducen a los paseantes con la promesa de inolvidables manjares poéticos, zambullen su rostro en la tetera y recitan de memoria y a oscuras las nobles letras de contemporáneos autores.
«En 2014 queríamos desarrollar una propuesta de calle y nos acordamos de que dos años atrás, en un festival de letras en México, una compañía de teatro francesa recitaba poesía para la gente a través de un tubo de telas», comenta Sonia sobre los orígenes de la iniciativa.
A partir de ese concepto empezamos a experimentar con diferentes objetos y acústicas hasta que encontramos la tetera. Luego trabajamos la puesta en escena, le dimos el formato gastronómico, añadimos la mesa… La carta cuenta con 5 menús, cada uno de dos poemas, su plato y su postre. Ya los hemos recitado tantas veces que forman parte de nosotros».
Los poemas de la carta pertenecen a Gioconda Belli, Luis García Montero, Gloria Fuertes o Ángel González, entre otros. Pregunto a Sonia si alguna vez un comensal ha identificado un poema pero me dice que no, aunque una vez una persona adivinó a Gioconda Belli.
La tetera y los tubos son elementos indispensables de este ritual gastro-poético ya que permiten al comensal trasladarse a un universo íntimo y paralelo; experimentar un momento mágico. «Trabajar con la poesía es realmente hermoso», reconoce Sonia. «Cuando recitamos no podemos verlo porque lo hacemos con los ojos cerrados, pero cuando recita el otro sí que podemos apreciar como las parejas se pegan y se enroscan, como se relaja la gente; el efecto de la poesía en los cuerpos y en los rostros».