Comienzo este texto aclarando que soy madre de tres hijas y la menor, de sólo 5 años, hace muy poco me contó de lo bonito que estaban los nuevos emojis. He tratado desde entonces actualizar mi teléfono para obtenerlos, y sobre todo, comprender los mensajes de mis hijas cuando envían una carita que en ocasiones pienso que está carcajeándose y en otras que llora inconsolablemente.
La curiosidad me llevó a saber que los denominados en inglés “emojis”, en español “emoticones” —horrible palabra—, son aquellas combinaciones tipográficas que resultan en las caritas hoy universalmente famosas en el uso de la tecnología móvil y las redes sociales que fueron creados en 1995 para la compañía de teléfonos japonesa NTT DoCoMo.
Entre más leía sobre ello más me llamaba la atención. Los emojis han tomado tal relevancia y popularidad que recientemente se generó una petición llamada “Diversify my emoji” —a través de la cual se recolectaron cientos de miles de firmas— para que Apple pudiese crecer la diversidad de emoji, y así representar a distintos tipos de personas bajo un esquema de diversidad racial.
Hoy, como sabemos hay más “tonos de piel” políticamente correctos para sumar en total alrededor de 700 emoji, entre los cuales destacan —al menos en mi uso—, las caras que representan estados de ánimo o carcajadas y, aunque no de consumo personal pero sí lo veo claramente representado, la comida.
Hace no mucho, un buen número de entusiastas valencianos, con apoyo de las autoridades locales, echaron a andar aunque sin éxito una petición para que naciera el emoji de la paella valenciana como parte de la selección gastronómica de WhatsApp —conocemos ya el sushi, la hamburguesa, la copa de vino, la cerveza, el chocolate y la pizza, el café y desde luego la muy popular en diversos usos, no sólo gastronómicos sino con mensajes del tercer tipo, berenjena—.
Pero hay más. En noviembre de 2014 la muy popular franquicia estadounidense de comida tex-mex Taco Bell comenzo su cabildeo a través de Change.org para que Consorcio Unicode, la empresa que decide los estándares para los emoji, incluya entre su selección, nada más y nada menos que al taco.
Así lo expresa Taco Bell en su carta de petición:
¿Por qué los amantes de la pizza y hamburguesas obtienen una emoji, pero los amantes del taco no lo hacen? Aquí hay una mejor pregunta: ¿por qué necesitamos cuatro tipos diferentes de buzones de mail? ¿O 25 tipos diferentes de relojes? ¿O una cinta de video y un disquete?
En cualquier caso, sabemos que no estamos solos. Los aficionados de Taco Bell de todo el mundo han estado pidiendo un emoji de taco durante años y ahora finalmente tenemos la oportunidad de ayudar a la gente lo que quiere. Estados Unidos quiere un emoji de taco. Estados Unidos necesita un emoji taco. Ayúdanos. Firma esta petición. Vamos a hacer oficial el emoji taco.
El Consorcio Unicode tiene en sus manos la decisión y entiendo que se tomará a mediados de este 2015. Llama la atención que según datos y nota que leo, los emojis sobre comida son de enorme demanda junto con el unicornio, por ejemplo, o las palomitas o el hot dog.
Me pregunto si la paella —y miren que adoro la bien hecha— realmente tiene una representatividad global para conseguir lo solicitado. No lo sé. Y volviendo a nuestro tema mexicano, la enorme duda es qué tipo de taco se conseguirá, si es que el Consorcio Unicode escoge entre los varios candidatos de emoticones. ¿Aquél con queso amarillo y tortilla en media luna bastante ajeno a nuestra cultura o lograremos, en caso de que nos metamos a trabajarlo, el triunfo del pastor, de asada o de cochinita pibil? Se reciben opiniones.