Es inodoro, incoloro e insípido y a lo largo de la historia ha sido señalado como el causante del envenenamiento de importantes personajes históricos como Napoleón Bonaparte, Simón Bolívar o el rey inglés Jorge III: hablamos del arsénico.
En los últimos días este elemento químico de mala reputación ha vuelto a ocupar titulares de prensa, no a causa de un magnicidio, sino por la demanda presentada frente a una corte de Los Ángeles en la que se acusa a varias bodegas de California de vender vino con elevadas cantidades de arsénico.
Los demandantes -un grupo de particulares- aseguran que en los caldos que analizaron, procedentes de más de una veintena de productores californianos, encontraron niveles de arsénico que presentan “riesgos para la salud” de los consumidores.
Se trataría de marcas de vino muy populares que, según la prensa local, se caracterizan por su bajo precio, que en la mayoría de casos es inferior a los US$10 por botella.
Desde las organizaciones que representan a la industria vitivinícola de California, calificaron la demanda de “irresponsable” y aseguraron que no tiene ningún fundamento y que lo único que se quiere con ella es conseguir dinero.
Según los demandantes, de las 1.306 botellas de vino que analizó un laboratorio independiente, en 83 casos los niveles de arsénico eran hasta 5 veces superiores a los límites establecidos por las autoridades estadounidenses para el agua de consumo humano, que son de 10 partes por 1.000 millones (ppb, en inglés).
Tras conocerse estos resultados, la mayoría de expertos consultados por la prensa estadounidense coincidió en que se ha de mantener la cautela, ya que los datos obtenidos por el laboratorio de la compañía BeverageGrades -que se usaron para sustentar la demanda- no se han hecho públicos y no se conoce la metodología empleada.
Además, han advertido que comparar los niveles de arsénico aceptables en el vino con los del agua no sería riguroso, ya que la ingesta de ambas bebidas ocurre en cantidades sugeridas muy diferentes.
También apuntan que habría que ver de qué tipo de arsénico se trata, ya que el denominado inorgánico -que según BeverageGrades es el que se halla en los caldos californianos- es mucho más tóxico que el orgánico.
Y aunque se trate de cantidades inofensivas, ¿cómo hace el arsénico para llegar a nuestra copa de vino?
“El arsénico se encuentra de forma natural en el aire, la tierra y el agua”, le explica a BBC Mundo David Smith, experto del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
“En la tierra, los niveles de arsénico varían dependiendo de la región. La madre naturaleza hace que haya una enorme variabilidad en la cantidad de arsénico que se halla en el suelo”, apunta el experto.
“Todo depende del tipo de roca que se encuentra debajo de la tierra. Además, los niveles de arsénico pueden aumentar a causa de la acción humana, como con el uso de fertilizantes y pesticidas o por la actividad minera e industrial”.
Según Susan Ebeler, profesora de química de la Universidad de California en la localidad de Davis, “el arsénico llega al vino de las propias uvas con las que se elaboran los caldos”.
“Las vides absorben el arsénico del suelo en el que se cultivan y del agua con la que se riegan”, le explica Ebeler a BBC Mundo.
“Además, sabemos que los sistemas que se utilizan para procesar el vino también pueden tener un efecto en los niveles de arsénico”, señala la experta de la UC Davis.
Para filtrar sus vinos, algunas bodegas utilizan ciertos tipos de rocas que contienen arsénico de forma natural.
Una de las cosas en las que Susan Ebeler hace hincapié es en que el arsénico está presente en muchos de los alimentos que consumimos habitualmente, “como los granos, las legumbres o el marisco”, sin que ello represente un riesgo para la salud.
“No creo que el vino tenga mayores niveles de arsénico que otros alimentos de nuestra dieta”, apunta Ebeler.
“Incluso si solo tomáramos vino, tendríamos que consumir una cantidades enormes para alcanzar niveles de toxicidad preocupantes”, asegura la experta.
Esa es la posición que mantienen en el Instituto del Vino de California, cuya portavoz, Nancy Light, le aseguró a BBC Mundo que la demanda presentada hace unos días en Los Ángeles “carece de base científica”.
“No se pueden comparar los niveles de arsénico en el agua y en el vino. Las autoridades recomiendan un consumo diario de agua de dos litros, los siete días de la semana durante todo el año. La recomendación de consumo de vino es de una o dos copas diarias, dependiendo de tu sexo”, aseguró Light.
“Todos los vinos del mundo contienen algo de arsénico y todos presentan niveles inferiores a los establecidos por Canadá y la Unión Europea, que son de 100 ppb”, dijo la portavoz del Instituto del Vino.
En la demanda presentada en California se sostiene que en los análisis realizados por BeverageGrades, que según se asegura fueron corroborados por otros dos laboratorios, se encontraron concentraciones de arsénico en algunos vinos de 50 ppb, una cifra que estaría por debajo de los límites citados por Nancy Light.
Como señalan los expertos, habrá que esperar a que se hagan públicos los detalles de los análisis de los vinos para estar seguros de su rigurosidad… y de si existe algún motivo para preocuparse.
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