Nos encanta la mostaza y nos gusta, casi aún más, lo versátil del ingrediente y las maravillas que junto con ella pueden prepararse. Hay que dar un paso más allá y no sólo probar las nuevas mostazas francesas, inglesas o alemanas —cada una de ellas con sabores particulares— sino mezclarlas con otros ingredientes y, a temperatura ambiente o calientas, disfrutar de las salsas de mostaza que vienen bien con pescados, verduras, buenos panes y otras delicias.
Les compartimos esta vez tres salsas de mostaza que pueden preparar de manera muy sencilla en casa y que resultan geniales para acompañar otros platillos.
Tenemos recuerdos viejísimos de las salsas de mostaza dulce, un condimento delicioso que queda muy bien con algunas proteínas, entre ellas el cerdo y el salmón. Para elaborarla en casa necesitan 1/4 de cebolla, un diente de ajo, 15 gramos de mostaza en polvo, 30 gramos de semillas de mostaza, 25 gramos de azúcar morena, dos cucharadas de miel, una cucharadita de cúrcuma, una cucharadita de sal, cuatro cucharadas de vinagre de manzana.
Se mezcla todo, se deja reposar unas horas y después se tritura.
La mostaza y el eneldo son dos ingredientes que hacen maravillas juntos. Es una receta clásica para servir con salmón ahumado o gravlax y un poco de pan negro, y además es muy sencilla de preparar. ¿Qué necesitas? Sólo se requiere de una mostaza de muy buena calidad y eneldo fresco, el resto de los ingredientes es cosa de todos los días.
Se mezclan muy bien dos cucharadas grandes de mostaza de Dijon (ya sea con semillas o sin ellas —a nosotros nos encantan las “antiguas”—), una cucharada de mostaza en polvo, tres cucharadas de aceite de oliva, una cucharada de vinagre de vino blanco, una cucharada de ginebra, 1/4 de taza de eneldo fresco picado, una cucharada de azúcar, y pimienta al gusto.
Esta salsa acompaña verduras y proteínas y las llena de sabores y aromas de mostaza, al mismo tiempo que le da untuosidad con la crema. Es una salsa ideal para hacer con pollo, con cerdo o con un filete de res y siempre se sirve caliente.
Para elaborarla, en un sartén sofreír dos chalotes en aceite de oliva, se le agregan dos cucharadas de mostaza inglesa —sí, aquélla muy fuerte e intensa en sabor—, una cucharada de mostaza de Dijon en grano, 150 mililitros de vino blanco, 2 cucharadas de azúcar morena y 200 mililitros de crema. Se incorpora al fuego durante unos minutos, se sazona con sal y pimienta y listo.
Si se han quedado con ganas de conocer, aún más sobre los sabores de este maravilloso ingrediente, les dejamos un pequeño documental acerca de una familia que por generaciones se ha dedicado a degustar miles de mostazas —aunque no se emocionen, es una broma de April’s Fool—.