Dicen bien que somos lo que comemos pero, ¿qué hay de las personas que ingieren alimentos tóxicos? Algunos de ellos lo pagan con el precio más alto: la muerte.
Entérate de cuáles son los platillos que la gente consume a pesar de ser altamente tóxicos. ¿Qué opinas? ¿Te atreverías a probarlos?
Es un queso típico de la isla italiana de Cerdeña cuyo nombre significa “queso podrido” y se cree que tiene propiedades afrodisíacas. Este producto es conocido por estar infestado de larvas vivas de moscas, el problema radica en que las larvas sobreviven en el estómago de quien lo consume, lo que si bien no genera la muerte inmediata puede causar enfermedades peligrosas como fuertes infecciones y diarreas.
Muy popular en Japón, donde se le conoce como Fugu, este pez puede matar en cuestión de poco tiempo si se come sus órganos internos, en especial el hígado, los intestinos o los ovarios.Esto se debe a que tiene altos niveles de un tóxico conocido como tetrodotoxina (TTX), que causa parálisis sin que el que ha sido contaminado se percate de ello hasta que sea demasiado tarde y muera ahogado mientras mastica.
Sin embargo, este alimento se ha consumido desde hace 2 mil 300 años pero fue prohibido durante los siglos XVII al XIX. Algunos chefs japoneses se entrenan durante años para preparar este peligroso platillo.
En nuestro país es muy utilizada en guisos, postres y dulces pero puede llegar a ser muy peligrosa. Se requiere una buena cocción o de lo contrario la linamarina podrá convertirse en glucósidos cianogenéticos que generan cianuro. Las consecuencias van desde náuseas hasta ataques al corazón.
Para evitar lo anterior es muy importante pelarla por completo y hervirla muy bien antes de ser consumida.
En la cocina tradicional coreana este platillo consiste en trozos recién cortados de Nakji, un pulpo pequeño aliñado con sésamo. El animal es servido tan crudo que los tentáculos aún pueden moverse en el plato, por lo que es muy común que las ventosas se adhieran a la boca o al estómago de quien lo come, lo que genera asfixia.
Este platillo de islandés consiste en carne curada de tiburón de Groenlandia, el cual, además de tener un sabor espantoso, es sumamente tóxico ya que esta especie carece de riñón y tracto urinario, por lo que el ácido úrico, las toxinas y los desechos del animal se almacenan en su piel.
Debido a lo anterior, la carne es curada por al menos seis meses para poder ser consumida por el ser humano, por lo que de no ser así resulta altamente tóxica.