No tenemos porqué cerrarnos a comer las mismas cosas teniendo una maravillosa cantidad de alimentos que podemos combinar para crear platillos exquisitos, por lo que hoy queremos platicarles acerca del salsifí, una raíz muy famosa de la que no siempre nos acordamos.
El salsifí es muy conocida por su textura, una extraña combinación entre el plátano y la papa, que una vez hervida apenas hace falta masticarla por lo que todo su sabor se queda concentrado en la boca. Es muy rica en nutrientes como vitamina E, B1, B2, hierro, fósforo y calcio lo que le da un valor agregado.
La manera más común de comerla es hervida, para lo cual debemos limpiarla cuidadosamente ya que en ocasiones puede contener un poco de tierra, ponerla en agua hirviendo durante 40 minutos y pelarla muy bien, lo recomendamos una vez que está cocida para que la cáscara sea más blanda.
Del salsifí negro se pueden comer también las hojas crudas y las flores en deliciosas ensaladas, mientras que la raíz se puede comer salteada con un poco de mantequilla, como acompañamiento para carne, en tartas y en algunos platillos.
Aquí les dejamos un par de recetas muy sencillas para disfrutar esta raíz mediterránea.
Retirar la cáscara del salsifí con un pela papas, cortar a lo largo si son muy gruesos.
En un recipiente batir los huevos y sazonar, en otro recipiente amplio mezclar el pan, con el queso y el perejil. Pasar los salsifi primero por huevo, luego por pan rallado y freír hasta dorarse. Servir algunos gajos de limón, huevos cocidos y perejil.
Una vez limpios y sin piel, poner a hervir en agua con sal, cuando estén listos escurrir y mantener calientes.
Derretir la mantequilla, agregar la harina y la leche revolviendo, sazonar, quitar del fugo e incorporar las yemas, una a una revolviendo cada vez, el zumo de limón y el perejil.
Verter la mezcla sobre los salsifí y servir.