Para todo peruano, un cebiche no es tal sin un buen trozo de ají Limo encima. Un caldo de gallina siempre tiene que ser servido con un pocito lleno de salsa de Rocoto al costado y la huancaína tiene que hacernos sentir ese picor especial de un buen ají Amarillo. No por gusto Mistura, la feria gastronómica más importante de Latinoamérica, da la bienvenida con un Rocoto gigante flotando sobre el espacio que alberga a cientos de cocineros y comensales reunidos en un solo lugar.
El mejor espacio para encontrar aquella materia prima es el Gran Mercado, uno de los atractivos más concurridos de este evento. Aquí se encuentran los productores y emprendedores que ofrecen y transforman el ají en un producto especial, de exportación e irresistible a nuestro picante paladar.
Aquí se puede encontrar desde una bolsita de ajíes por 1 sol (aproximadamente, 5 pesos) hasta las botellitas de ají procesado a 10 soles cada una (aproximadamente, 50 pesos). Entre los ajíes traídos a la feria encontramos: el Limo, usado para el cebiche; el Amarillo, para preparaciones como la salsa a la huancaína; el Charapita, muy picante y aromático, especial para comidas selváticas como el juane o el tacacho; el Pucunucho, arrugado y muy picante; el Shahuaruro y el Panka, este último usado para aderezos.
Si eres de los que antepone la practicidad y fácil movilidad de los productos, pues en Mistura hay para todos los gustos. Pepperes, Ajíes Pirú y Madre Selva son algunas empresas peruanas presentes en la feria que transforman ajíes en deliciosas salsas y encurtidos. La motivación: ofrecer productos de calidad a paladares peruanos y, también, extranjeros.
Ellos trabajan en asociación con agricultores de la selva de departamentos como Madre de Dios y Ucayali, así como algunas zonas de la costa peruana, garantizando buenas cosechas de ajíes para obtener los mejores productos.
Ajíes Pirú produce encurtidos de ají Charapita, así como salsas de cocona (fruta selvática) mezclada con este pequeño ají, que parece tan inofensivo que cualquier incauto podría confiarse de su picor. Además de la salsa de ají Pucunucho, uno de los más sabrosos.
Pepperes tiene una variedad de ocho ajíes convertidos en salsas. Entre ellos, el Limo, el Panka, el Charapita, el Rocoto, el Amarillo, envasados en botellitas que son exportadas a Suecia, Holanda y Francia. Fernando Dávila, dueño de Peppers, asegura que su intención con la venta de estas salsas no es solo ofrecer al mundo un producto peruano de calidad, sino dar al mercado local ajíes nacionales con alto valor.
Finalmente, Madre Selva ofrece una salsa muy parecida a la Tabasco, pero preparada con el ají Ojito de pescado. Claudio Gordillo envasa un poquito de aquel exquisito producto que crece en Madre de Dios y lo pone en una botella que, al destapar, deja sentir todo su aroma característico. La salsa Madre Selva es una buena acompañante para las carnes, para la botana, sobre papas sancochadas o para cualquier antojo que tengamos durante el día.
Si eres de los que no le entra tan rápido al ají, relaja y déjate llevar por la explosión del sabor. Sino, siempre puedes disfrutarlo con un vasito de agua al costado. Excusas para no enchilarte, simplemente no existen.