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Delicias bajo cero: 10 productos que saben a gloria congelados

Por Animal Gourmet

No importa si hace frío o calor, una vez que estos alimentos entran al congelador salen de él sabiendo a gloria.

Desde un punto de vista técnico la congelación es la solidificación del agua contenida en estos alimentos y, desde el punto de vista de un goloso, este proceso hace de ellos unas maravillas culinarias sin importar su valor nutritivo. La cosa se pone aún mejor, pues según la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos —FDA, por sus siglas en inglés—, los alimentos congelados son sanos y no pierden nutrientes. Lo que los hace ideales para refrescarse nutritivamente, en algunos casos.

Siendo así, no te puedes perder estas frutas y dulces que mejoran exponencialmente cuando son sometidos a bajas temperaturas:

1) Uvas: Las uvas congeladas son sin duda unos de los tentempiés más saludables, dulces y espectaculares, Para que les queden perfectas deben lavarlas bien y en una charola colocarlas separadas para que no se peguen. Una vez listas son una botana sabrosa y sana que además puedes usar para enfriar bebidas sin hielos, para que no se diluyan.

2) Plátanos: Para conseguir los mejores plátanos congelados lo primero que deben hacer es pelarlos, cortarlos y colocarlos en una bandeja cuidando que estén bien separados, meterlos al congelador y esperar el tiempo suficiente para que estén en su punto. Para volverlos aún más suculentos pueden bañarlos en chocolate una vez que están congelados, una opción sana y rica tanto para adultos como para niños.

3) Mangos: En verano, estas frutas son perfectos delicias dulces y llenas de sabor —no por nada son nuestros favoritos de temporada—. Congelados son muy sabrosos, lo único que hay que hacer es contar pequeños cubos y ponerlos en una placa dentro del congelador cuidando que no se peguen. Una vez listos pueden guardarlos en una bolsa de plástico con cierre hermético y tendrán listo un refrigerio delicioso.

4) Frutos rojos: Ya sean fresas, zarzamoras, arándanos o frambuesas, en cuanto los frutos rojos se congelan se vuelven pequeños pedazos de gloria. Los pueden comer solos, bañarlos en chocolate o ponerlos en la licuadora para hacerse un súper smoothie 100% natural. No hay comparativos, simplemente celestiales.

5) Gomitas: Los típicos ositos de colores o las juguetonas lombrices de goma adquieren un toque maravilloso en cuanto se congelan. Al comerlos sentirán cómo se deshacen en tu boca dejando una rico sabor.

6) Choco roles: Este pastelillo típico de nuestra niñez funciona fenomenal en cuanto se congela. A ciencia cierta nadie sabe si es el chocolate, el recuerdo a la infancia o el proceso de congelación pero se vuelven maravillosos. ¿Qué no?

Con las frutas congeladas puedes preparar unos ricos licuados y hasta refrescantes smoothies. // Foto: Ken Hawkins (Creative Commons).

Con las frutas congeladas puedes preparar unos ricos licuados y hasta refrescantes smoothies. // Foto: Ken Hawkins (Creative Commons).

7) Bubulubus: Congelados son un clásico y funcionan de maravilla. Un día caluroso de verano se vuelve aún mejor cuando nos comemos uno de estos placeres bajo cero.

8) Gansitos: Todos, aunque sea una vez en la vida, hemos probado este clásico de los pastelillos industrializados. Lo mejor de ellos se descubre al congelarlos, cuando cobran vida y se transforman en un inigualable tentempié.

9) Pastel de limón: Funciona tan bien congelado que ni siquiera nos lo imaginamos fuera del congelador, aunque la receta original no contemplaba este último paso. Hoy ya es un clásico de los postres congelados y si además lo comemos con unos frutos rojos nuestros días serán aún mejores.

10) Chocolate con menta: Las típicos chocolates con menta son una mezcla perfecta, maravillosos, pero cuando se congelan pasan a otro nivel y dejan de ser del mundo de los mortales para convertirse en ‘snack’ de dioses, una divinidad.

Aunque consideramos que estos 10 alimentos son los mejores para congelar, no hay nada escrito en piedra. No duden en experimentar con otros ingredientes ya sean frutas, verduras o platillos y golosinas, pues la imaginación —y el espacio en el congelador— es el tope. Asíque manos a la obra y ¡a congelar se ha dicho!