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Foto: Juan de Dios G. (Yelp).

¡Gloria al cerdo que murió por nuestros tacos!

Por Animal Gourmet

Trascender. Que los actos y palabras resuenen en la eternidad, dejar huella aún después de la muerte el sueño de muchas personas. El escritor lo busca en su obra, el maestro en sus enseñanzas y los pensadores en su ideología. Sin embargo no todos lo logran.

Afortunadamente existen aquellos quienes lo logran sin buscarlo ni desearlo. Desde hace casi 40 años, la familia Zapién Rodríguez forma parte de este grupo que con humildad se han ganado un lugar en el Olimpo de los tacos, el panteón de la maciza con nana.

Para todo aquél que se jacte de ser un conocedor de las carnitas, El Rincón Tarasco es una referencia obligada, una institución y —para quien esto escribe— el Valhalla de los cerdos, el lugar al que orgullosos marchan los porcinos maduros para ser cocinados durante horas al grito de “Salve, Zapién, los que vamos a morir te saludamos”.

No importa que tipo de aficionado al taco seas, en este lugar de la Escandón hay algo para todos. De maciza tierna y llena de sabor para el villamelón; de apabullante costilla para el más conservador. Los de nana que se deshace en la boca están ahí para quien busca nuevas texturas y el buche bien cocido destinado a los menos remilgosos. El cuerito tierno y bien dispuesto para quienes no tienen miramientos hacia la grasa.

La carne es suave y jugosa. El sabor escurre de las tortillas que a duras penas pueden contener la cantidad de las porciones servidas y recuerdan a un señor obeso enfundado en una camisa dos tallas menores a punto de dar el botonazo —como seguramente tú saldrás—.

Sin embargo el secreto mejor guardado de este lugar es la épica barriga, esa misteriosa parte del cerdo en el que convergen las carnes más jugosas, las texturas increíbles y el sabor glorioso. Apenas te lleves el taco a la boca sentirás como la carne tiembla y se deshace; la grasa y los jugos del cuerito pegado se combinan con la saliva y la magia comienza. Una vez que la pruebes tu vida no será igual.

Para acompañar: las sesadillas doraditas, mixtotes y refrescos —aunque honestamente nada marida mejor un taco de maciza con nana que un Boing de mango bien frío—. En este caso las salsas son mero trámite: ricas pero dispensables.

¿Dudas si te llenarás o no? Seguro con dos tacos basta. Si eres de buen colmillo con tres y si eres especialmente goloso, el cuarto logrará el objetivo. El jefe taquero demuestra su amor con porciones abundantes; agradécele pues será tu cómplice en este festín porcino.

Una vez que pruebes los tacos de barriga de El Rincón Tarasco tu vida no será igual. // Foto: Animal Gourmet.

Una vez que pruebes los tacos de barriga de El Rincón Tarasco tu vida no será igual. // Foto: Animal Gourmet.

El Rincón Tarasco tiene dos locales. Uno, el primero que existió, para los que van de paso o destinado a aquellos que van por la experiencia completa: el taco, la barra, el refrigerador lleno de refrescos, la vitrina con el foco de alto kilowataje que cobija suavemente la dorada carne como si fuera un memorial y a la vista los míticos cazos de donde emergen gloriosos trozos de maciza. Si el Paraíso existe, así debe ser su olor.

Otro local, a dos calles de la ajetreada avenida Patriotismo, ideal para la familia y grupos grandes lleno de meseros pero con el mismo sabor con el que los Zapién Rodríguez han encontrado un lugar en la pléyade de los taqueros y en el corazón de cientos de familias que los visitan.

Quizá no te atiendan con una sonrisa en la cara pero, ¿a quién le importa? Alguien capaz de preparar carnitas tan suculentas no puede ser mala persona ni albergar pensamientos impuros.

¡Gloria al cerdo que murió por nuestros tacos! ¡Larga vida a la familia Zapién Rodriguez!

El Rincón Tarasco

El clásico: José Martí 142, local K (sobre avenida Patriotismo), colonia Escandón.
El restaurante: Comercio 138, casi esquina con Mártires de la Conquista, colonia Escandón.
Teléfono: 5277 2548
Horario: Martes a domingo de 9:00 horas hasta que se acabe la carne, pero nunca después de las 15:00 horas.