Esta receta originalmente la aprendimos de amigos colombianos que vivían en México. La mejoramos con los años en cada visita a Bogotá, donde le llaman “lomo a la chimenea”, para luego hacerla nuestra y perfeccionarla en la chimenea de la casa.
Se trata de un filete de res simple, magro y de excelente sabor que le otorga la cantidad de sal que en forma de costra lo protege. No tengan miedo en echarlo a la chimenea tal cual indica la receta, verán que el resultado es espectacular.
Nos gusta acompañarlo con verduras al vapor y alguna salsa bernesa, aioli o mayonesa casera y lo preparamos especialmente para esos días de lluvia en chimenea. ¡Que lo disfruten!
Se preparan unas brasas bien calientes en una chimenea, es decir, muchos leños que prendieron muy bien y ya están consumidos y a temperatura máxima. Al filete, bien limpio, hay que cubrirlo con abundante sal (en puños) frotando con las manos por todos lados y después envolverlo en la manta de cielo, previamente mojada y exprimida, de tal forma que quede bien cubierto y amarrado con el cordón por los extremos y alrededor de la carne, tal y como se hace con un salame.
La carne cubierta con la manta, tal cual, se echa directo sobre las brasas de la chimenea (sin parrilla) y se deja cocinar 20 minutos de un lado y 10 minutos del otro para quedar término rosa.
Se retira de las brasas y, ayudados de unas tijeras, se retiran la tela y cordón quemados, se rebana y sirve.