Por algo dicen que el vino, con moderación, siempre ha incidido en una buena y feliz salud. Los franceses, sibaritas y de buen comer y beber como son, nos enseñan al mundo una lección abriendo en hospitales un servicio de bar para enfermos y familiares. Es decir, un lugar para relajarse, conversar, pero sobretodo donde aquellos que sufren de padecimientos que los obligan a hospitalizares, puedan disfrutar también de una buena copa de vino o más de una, y con ello dicen, mejorar.

Quien inicia con este vanguardista servicio es el Hospital Clermont-Ferrand en la localidad de Puy-de-Dôme. El proyecto del bar, aseguran las autoridades del hospital, nació como una “oportunidad para los pacientes de volver a sentir placer, deseo y sabor” y afirman que cierta cantidad de vino bajo supervisión médica puede dar un poco de luz a los días complicados y las vidas de muchos pacientes e incluso prolongar algunos días la vida de quienes se encuentran en etapas terminales.

El bar ofrecerá vino, champaña y whisky y los trabajadores del hospital estarán específicamente entrenados para conocer las necesidades de cada paciente para saber si le conviene una copita de blanco, de tinto o un mejor rico escocés. Hace sentido.

Más allá de los estudios que dicen que el alcohol es positivo para la salud y otros recientes que aseguran que no tanto, esta iniciativa francesa será seguramente un parteaguas. Así que a los que sufren de algún mal, salud, en todos los sentidos.