¡Algo tiene la yema del huevo que hipnotiza! Aquellos que caen en la trampa no resisten la tentación de reventar ese pequeño sol dejando escurrir ese líquido color oro. Nada como unos huevos pochados para apapachar el corazón.
La yema se desparrama e inunda el plato, se mezcla con las espinacas de esta preparación y desata sensaciones indescriptibles. ¿Lo imaginas? Ahora pruébalo.
Te compartimos una receta sencillísima, más fácil que amarrarse las agujetas, ideal para un desayuno dominical o para una apacible cena en casa.
No importa si es un pedazo de pan tostado, una tortilla o un tenedor, a los huevos pochados pocos se contienen.