Sabrosa y aromática, la hoja santa se utiliza desde la gastronomía mexicana hasta la sudamericana. Con orígenes prehispánicos, otorga aromas únicos a los tamales, las aves, los pescados, perfuma salsas, moles y deliciosos guisos caldositos.
Esta planta es de la familia de la pimienta negra y llega a medir hasta dos metros de altura; sus hojas tienen forma de corazón y son una textura aterciopelada, de alrededor de 20 centímetros de ancho por 25 cm de largo, es decir es una hoja grande.
No solo se come. También en la medicina tradicional se usa para ayudar con los problemas de inflamación, afecciones de la piel y trastornos del aparato digestivo y del sistema respiratorio. Su uso no es exclusivo de México pues también se puede encontrar en diversos países de Centroamérica y se le conoce con otros nombres como acuyo, hierbasanta, tlanepa, tlanepaquelite o momo, dependiendo de la regió geográfica.
Su sabor único recuerda al del anís, estragón, eucalipto y hasta la menta, pimienta, nuez moscada y regaliz. La hoja santa tiene presencia transversal tanto en fondas y antojitos como en los mejores restaurantes mexicanos que con ella han interpretado maravillas.
Es un ingrediente que sobre todo otorga aromas a las preparaciones que lo contienen y esto se debe a un compuesto aromático que se llama safrol, el mismo que contienen las cervezas de raíz. Es, además, uno de los ingredientes aromáticos más importantes del mole verde de Oaxaca.
La versatilidad de la hoja santa dependerá de la imaginación de quien la manipule, si no dominan la técnica o la receta, les dejamos unas ideas para que disfruten de su especial sabor y singular aroma.
Si el mole es lo tuyo, aprovechamos para compartirte la receta del mole verde oaxaqueño para que la próxima vez que tengan en sus manos esta aromática planta se animen a hacer un platillo verdaderamente especial y perfumado.