De repente cuando, todo está casi listo, lo vuelve a probar una vez más, y en el momento en que cualquiera puede creer que está perfecto, él insiste en darle un retoque, “una pincelada” que quizá que no sea la última.
Así es en todo y quien no lo conoce creerá que él pudiera estar pensando en otra cosa, pero en realidad no. No se le pasará un detalle y todo tendrá un sentido.
No es casual el “lugar” en donde está, el camino no ha sido corto y nadie le regaló algo. Si tienes oportunidad te explicará a detalle la esencia y el porqué de cada platillo y cada cosa que lo rodea, incluido el entorno. Lo maneja como una orquesta, todo tiene un sentido y su sensibilidad se refleja en ello.
Es un buen amigo, siempre va de frente. Disfruta cada paso y cada logro pero no se conforma “hay mucha tela de donde cortar” aún.
Quien dude algo, simplemente que lo voltee a ver. Que busque, que analice y sabrá que lo que digo tiene una razón de ser. No es sólo mi opinión.
¿Lo admiro como profesional? Sí. ¿Aplaudo su trabajo por la cocina mexicana y el lugar que él logró para ella en el mundo? Sí. ¿Lo quiero como a un gran amigo? También.
El año pasado tuve la oportunidad de estar en Londres para el anuncio de la lista 50 Best. Luego de la premiación no hizo una mega fiesta ni se lo gritó a todos entre copas de champagne. Simplemente cenó con su esposa, sus padres y su hermano. Ese es Enrique Olvera.
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Dante Ferrero trabajó en Pujol y bajo la guía de Enrique Olvera enriqueció sus conocimientos sobra la comida y cocina mexicana. Actualmente es chef de Neuquen, un restaurante de cocina típica argentina a la que puso su sello personal, que le ha ganado numerosos reconocimientos.