El año pasado Helena se alzó con el premio a la mejor cocinera de América Latina. Hoy se reconoce su mérito como mejor cocinera del mundo. El galardón patrocinado por Veuve Clicquot, le será entregado durante la gala de los 50Best que se celebrará en Londres el 28 de abril.
[contextly_sidebar id=”3b0caa5f455840fc8904084babbb3f9b”]Iba para modelo pero decidió ser cocinera. “Nunca fui una top –me contaba entre risas el pasado mes de octubre en Sao Paulo durante spainfusionSP con Joan Roca como invitado- hice trabajitos, pero nada más. Entre tanto comencé a trabajar en restaurantes para conseguir dinero, y la cocina me robo el alma, sentí que ahí estaba mi lugar”. De esa época conserva tal vez la gracia con que se recoge el pelo en grandes cintas a modo de turbante (moda extendida en Brasil) y la facilidad para posar. Sin embargo, es incapaz de subirse a un escenario para hacer una demostración de cocina, por eso casi nunca acude a congresos.
El corazón se lo robó Daniel Redondo, su marido cuando los dos hacían prácticas en la cocina del Celler de Can Roca, restaurante que ocupa el puesto nº1 en la lista 50Best. “El paso por el Celler fue decisivo en lo personal y en lo profesional. La familia Roca me hizo crecer como persona y como cocinera, les debo mucho”. Pero antes de decidir ampliar horizontes y viajar a España, trabajó con algunos de los más influyentes chefs brasileños: Emmanuel Bassoleil, Luciano Boseggia o Neka Barreto. Tambén dirigió durante dos años el NaMata Café, en São Paulo. Fue entonces cuando decidió que había llegado el momento de ampliar horizontes y viajó a España.
En 2006, de nuevo en Sao Paulo, abrió las puertas de Maní, junto con su marido y otros socios que aportaron el capital para echar a andar el negocio. El éxito no se hizo esperar y Maní es uno de los mejores restaurantes de Sao Paulo, en puja con el archifamoso D.O.M de Alex Atala.
En el tamdem Redondo-Rizzo, es Helena quien lleva la voz cantante. “Ella manda” suele contestar Daniel cuando se le pregunta, aunque, en el fondo, en las recetas de Maní haya mucho de los dos.
La cocina de Rizzo tiene un punto naif que la hace distinta y atractiva, como la propia Helena. Una mujer que esconde una tremenda fuerza bajo una aparente fragilidad. Composiciones delicadas pero restallantes del sabor. Sus platos nacen en la tradición brasileña pero crecen al calor de las nuevas técnicas aprendidas en España. Es famosa su versión contemporánea de la feijoada o las populares maniocas brasileñas, horneadas y servidas con espuma tucupi, leche de coco y aceite de trufa blanca.
Al conocer la noticia Helena declaró “Por supuesto, ¡me siento muy feliz y honrada de recibir este premio y estoy agradecida por ello! Pero no soy la mejor, ni trabajo pensando en ello. En Maní, tratamos dar lo mejor posible todos los días, a veces nos equivocamos, pero a veces lo hacemos bien… Espero que este premio haga que el mundo gastronómico esté atento a la obra de las chefs y de las cocinas maravillosas que hay en Brasil”. También Joan Roca se ha mostado feliz: “Helena, antes que nada es una persona a la que quiero mucho, porque es de casa. Los padres de Dani, su marido viven al lado de los míos. Como chef tiene talento, sensibilidad y pasión. Es fiel a sus raíces y auténtica”.