Científicos de la Universidad de Bonn, en Alemania, determinaron por primera vez de qué manera estos productos afectan exactamente las funciones de este órgano.
El equipo dijo durante la reunión anual de la Sociedad de Radiología de Estados Unidos que los niños y las personas con algunas enfermedades deberían evitar consumir este tipo de productos.
El investigador Jonas Dorner dijo que “la cantidad de cafeína (en estos productos) es hasta tres veces mayor que otras bebidas con cafeína como el café o las colas”.
“Son muchos los efectos secundarios que se sabe están asociados con una abundante ingesta de cafeína, incluyendo frecuencia cardíaca alta, palpitaciones, aumenta en la presión arterial, y en algunos casos más severos, convulsiones o muerte súbita”.
Durante el estudio, los participantes tomaron una bebida que contiene 32mg de cafeína por cada 100ml del líquido y 400mg de taurina por cada 100ml.
Los expertos pudieron comprobar que la cámara del corazón que bombea sangre por todo el cuerpo, el ventrículo izquierdo, se contraía con más fuerza una hora después de que se tomaran la bebida, en comparación a cómo latía el corazón antes.
“Hemos demostrado que el consumo de bebidas energéticas tienen un impacto a corto plazo en la contractilidad cardíaca”, explicó el doctor Dorner.
“No sabemos exactamente cómo ocurre o si esta mayor contractilidad del corazón tiene un impacto en las actividades diarias o el rendimiento en el deporte”, agregó.
Tampoco se sabe con certeza de qué manera afecta a las personas con enfermedades cardíacas.
Sin embargo, el equipo de expertos recomienda tanto a los niños como a personas con palpitaciones irregulares evitar estas bebidas.
La asociación británica de gaseosas advierte en su página web que los niños no deberían tomar este tipo de productos.
No obstante, indica que los refrescos altos en cafeína han sido estudiados cuidadosamente por las autoridades reguladoras que han clasificado estos productos como “seguros”.
“La cafeína, taurina y glucuronolactona fueron evaluados por la Agencia de Normas Alimentarias y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y no presentan problemas de seguridad en los niveles de consumo observados en los consumidores”.
A mediados de este año, y preocupados por el “impacto acumulativo” del estimulante que cada vez se agrega a más productos, autoridades estadounidenses decidieron investigar qué tan sana es la cafeína en refrigerios y bebidas energéticas.
Según la Agencia de Alimentos y Medicinas de EE.UU. (FDA por sus siglas en inglés) el número de personas que necesitaron tratamiento de emergencia tras ingerir estas bebidas aumentó a más de 20.000 casos en 2011.
Pero la industria de bebidas energéticas de ese país mantuvo que sus productos son seguros e insistió en que no existían pruebas que los relacionen con alguna reacción dañina.
Este estudio podría cambiar las cosas.
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