A la primera edición del BeerFestDF le fue tan bien que no quedó una sola gota de cerveza. En dos días, el 14 y 15 de diciembre, más de 7 mil personas llegaron al número 52 de la calle General Prim, en la colonia Juárez, para degustar cervezas artesanales hechas en México, principalmente en el Distrito Federal, y acompañarlas con unos kebabs, alitas, hamburguesas o tacos.
Ese es el concepto del BeerFestDF: llevar a la gente lo mejor de dos mundos, el de la cerveza y el de la comida.
Rodrigo Escudero y Betsabé Vázquez, los organizadores del festival, son asiduos a asistir a bazares de food trucks y eventos de cerveza, sólo que, hasta el momento, se habían topado con un problema: “siempre teníamos la impresión de que en los festivales de cerveza no había buena comida; y que en los de comida no había buena oferta de bebidas alcohólicas. La idea era hacer un festival de cerveza donde la gente pudiera tener lo mejor de ambas partes”.
Y la idea les funcionó. Rodrigo y Betsabé no esperaban que los mexicanos recibieran este festival con tanto entusiasmo. Las cifras hablaron desde el primer día. El sábado entraron 3 mil 300 personas, el domingo 4 mil 200 y gente se quedó fuera porque la cerveza voló a horas tempranas.
Los que sí alcanzaron a entrar pudieron elegir entre 20 stands de cervezas y 10 food trucks. El objetivo principal de Rodrigo y Betsabé era que los chilangos se enteraran que también en el Distrito Federal se produce cerveza artesanal de buena calidad.
¿Ejemplos?
La Patrona –propiedad de Rodrigo Escudero- y sus tres tipos: la Sta Juliana (Pale Ale Belga con sabores afrutados, muy socorrida entre los consumidores), la Sta Olivia (Stout hecha de avena, cremosa, con notas de café o chocolate) y la Sta Lucrecia (Barley Wine, robusta, un tanto amarga con toques de miel y pasas, perfecta para maridar con un asado).
La Chingonería, que agrega a sus cervezas productos orgánicos mexicanos como el cacao criollo, cardamomo, chiles secos y aguacate para darles un toque especial. La Házmela Rusa te la puedes tomar, por ejemplo, mientras te comes un mole poblano, carnes rojas o un pastelito de chocolate; la Chékate Ésta con unos tacos de barbacoa, calamares fritos y pescados; y la Amargator IPA con quesos superfuertes, mariscos muy picosos o carnes al carbón con especias.
Cerveceros DF, que empezó el 3 de noviembre de 2012, tiene tres familias de “chela”: la Komili (las más ligeras), la Red Demon (oscuras, con notas de tabaco, caramelo y café) y la Lapsus Brutus (una clara con notas cítricas y herbales, y una oscura ligeramente cremosa con notas de café y chocolate).
Según Rodrigo y Betsabé, el 80% de los productores participantes eran del Distrito Federal, y el otro 20% del interior de la República, como la Cerveza Mexicali –la cervecería artesanal más grande de México, con una producción de 2 millones de cartones al año, según Gilberto Valdovinos- y la Casa Cervecera Tapatía, de Tlaquepaque, Jalisco, que hace cervezas con recetas antiguas, sin filtrar ni pasteurizar.
¿Otro BeerFestDF? Seguro, aunque todavía no tiene fecha.
La recomendación es llegar muy temprano –desde que abre el evento- para que puedas alcanzar a degustar la cerveza que quieras. Este 14 y 15 de diciembre, las chelas empezaron a volar desde las 14:00 horas y para las 16:00 horas ya no había una gota.
La cosa es que todos los productores que participaron en este festival hacen cervezas artesanales, por lo que la producción es limitada, explican Rodrigo y Betsabé.
¿Cerveza chilanga? Sí, señor.
Los productores y distribuidores presentes:
Y los food trucks: