La vida es como una caja de chocolates; nunca sabes que te va a tocar, dicen los cinéfilos recordando a Forrest Gump. Otros se atreverán a decir que es como un balon de futbol que cambia constantemente de dirección entre los 22 pares de piernas que corren en la cancha. Unos más, en menor medida, aseguran que nuestro destino está preprogramado por nuestras elecciones constantes: lo que dijimos en tal momento, la ropa que decidimos usar o aquel paso que dimos hacia la izquierda.
Sin embargo en todas el resultado es insospechado. Sorpresivo, como la comida del restaurante Casianos, en Los Cabos.
Originario de Oaxaca, las decisiones del chef Casiano Reyes lo trajeron a Los Cabos hace 16 años para formar parte del equipo que abriría el lujoso resort Las Ventanas al Paraíso. Casi seis años después, entre elecciones planificadas y algunas menos pensadas, decidió abandonar el lugar y crear su propia empresa, EL ITAKATE un servicio de catering. El gran paso lo daría en 2005, cuando decidió abrir su propio restaurante bajo el concepto de “cocina espontánea”.
En Casianos se come lo que hay, como casi en todas las casas de México, pero con su debida proporción. No hay una carta predeterminada, solo un menú de cinco u ocho tiempos; un día te puede tocar una empanada de pato confitado con pasta philo y compota de moras y al siguiente te puedes sorprender con una entrada de huauchinango al pastor.
Otro punto de la cocina espontánea son los ingredientes. Si piensas que se comerá lo que haya en el refrigerador, estás terriblemente equivocado. En Casianos se come con ingredientes frescos, por lo que el menú cambia y se adapta a la pesca del día. Hoy sashimi de atún ahumado con alcachofa y mañana, quizá, cabrilla pero siempre técnica y calidad.
De acuerdo con el propio chef, hasta el momento sólo hay un platillo constante en el menú: tamalitos oaxaqueños de mole con pollo. No importa a donde te lleven tus pasos, siempre hay que mantenerse apegado a su origen, y junto con los taquitos de chapulín con flor de jamaica, esta es la forma en la que Casiano Reyes rinde tributo a sus raíces.
De los postres ni hablar. El chef se distingue por ser abundante y entregado, otra de las constantes en el lugar, razón por la cual puedes disfrutar más un postre que también puede variar: un rollito de pasta philo con queso brie y compota de moras o, si eres afortunado, un helado de lavanda y vainilla sobre una galleta de queso parmesano. Si en el trayecto diste el paso correcto, o te detuviste en el lugar indicado puede que sean platillos similares, pero nunca iguales.
Dicho sea de paso, los pasos e inflexiones del chef Casiano Reyes, lo llevaron a servir la comida de los mandatarios asistentes a la Cumbre Internacional del G-20 que se realizó el año pasado en Los Cabos; “todo un reto y un aprendizaje”, dice. Mención aparte merece el servicio atento y cortés, siempre dispuesto a las solicitudes de los comensales y que no dudarán en ofrecerte más vino o agua al ver tu copa vacía.
En Casianos la vida es una piñata. Sabes que está atiborrada de sorpresas y sabores mexicanos, que está colgada esperando para que la disfrutes. Ahora conoces dónde está la piñata y tienes el palo para reventarla y dejar que caiga su colorido contenido. Ahora tú decides cuando darás el primer paso hacia Los Cabos.