Parecen astronautas y se les prenden los ojos con luces amarillas. Son los robots chinos que eficazmente -y con resultados iguales en sabor. dicen los comensales- preparan noodles o fideos chinos “a mano”.
La conquista de los fideos comenzó primero en el norte de China, hace quizá mil años, y siguió después por todo el territorio chino y ahora casi por todo el mundo, los noodles son favoritos no sólo de los orientales sino de los que nos gusta un buen plato de fideos en sopa, fritos o como el sustituto del pan en las ramen burgers.
El trigo es el grano básico en varias regiones chinas y abundan los productos elaborados con este cereal, ya sean bollos, fideos, ravioles y otros parecidos a las crepas con los que envuelven como el dim sum. Tradicionalmente se hacen a mano y al momento, estirando la masa con mucha destreza y destacan los fideos tan finos que llaman “bigotes del dragón” o los “cortados a mano” (dáoxiáo mían) y vertidos al momento sobre consomés para convertirlos en sabrosas sopas.
Pero hoy los cocineros jóvenes dicen que cortar fideos es un trabajo agotador, y se ha vuelto cada vez más difícil emplear a estos maestros del arte de los fideos orientales. Ni tardos ni perezosos los chinos idearon un robot de nombre “Chef Cui” que de manera magistral corta los fideos y adquirirlo es más barato que pagar el salario anual del cocinero.
Sin embargo, el “Chef Cui” no es el único invento asiático relacionado con la alimentación. Los japoneses ya también diseñaron cocineros inanimados: una máquina amasadora y cortadora de pasta y un robot que corta pescado capaz de hacer 2 mil 500 filetes iguales cada hora: