El paraíso sí existe. Se llama Kong y se encuentra en la capital de Francia. Este restaurante se ha ganado un lugar entre los mejores sitios para comer en La Ciudad Luz debido a que está bendecido por una santísima trinidad: el diseñador y arquitecto Philippe Starck, el empresario restaurantero Laurent Taieb y el afamado chef Richard Pommies.
Abismalmente distintos entre sí, este trío hace una década se volvieron uno mismo para crear un lugar en el que, si bien en cierto que la comida era la protagonista, lo más importante era generar toda una experiencia a cada uno de los comensales que pisaran su territorio. Y lo lograron.
El Kong no se anda con pequeñeces para sorprender a cada uno de los cinco sentidos de sus visitantes. El fresco de Ana Starck y la decoración de Philippe Starck dejan sin aliento al sentido de la vista; que se pueda pedir la carta de música –diseñada por Beatrice Ardisson– le produce más de un orgasmo al oído; la calidad de las vajillas y la cristalería le arrancan la sonrisa al tacto; su cocina, de base francesa, es reinterpretada en clave japonesa y dejan con el ojo cuadrado al sentido del gusto mientras que los aromas de la comida recién servida apapachan, una y otra vez, al olfato.
Quizá para muchos feligreses de Sex and the City este sitio les parezca conocido. Y es que en un capítulo de la afamada serie estadounidense Carrie Bradshaw, (Sarah Jessica Parker) se da cita en este establecimiento y, luego de escanearlo por todo lo ancho y largo, suelta la frase: “Es fantástico este lugar”. La fama internacional que le vino al Kong después de este piropo, ya es historia.
Luego de 10 años de vida este “ovni atrapado en el corazón de París” le ha enseñado al mundo que los tiempos han cambiado. Que se puede ser un sibarita sin presupuestos exorbitantes. Que se puede comer bien sin pretensiones y que el conocimiento más que el dinero, es la nueva divisa.
Qué ponerse: los franceses se visten de día y de noche como para un catálogo. Así que es recomendable aplicar el estilo Casual Chic con el fin de que la sonrisa le resulte lo menos falsa posible a la Hostess que los reciba. Para ellas, bienvenido el Working girl con Stilettos; para ellos el Sartorialismo british es una estupenda opción.
Qué mesa elegir: en cualquiera de los costados se ofrece una vista privilegiada a través de su cúpula acristalada. Sin embargo, la mesa por la que mataría hasta un invidente se localiza exactamente al final del restaurante, justo enfrente del río Sena. Más de uno se ha sentado ahí para pedir matrimonio. Si se reserva con algunos días de antelación es posible salirse con la suya. Para el resto de las mesas se puede llegar sin reservar.
Qué día y hora es mejor: no hay mucha diferencia con México. Los jueves, viernes y sábados son ideales para ver y dejarse ver. En cuanto al horario, definitivamente la noche es el momento idóneo para conocer este lugar alumbrado en su interior por pequeñas lámparas sobre la mesa que permiten que ingrese por los cristales la luz de los edificios contiguos. Los domingos hay un brunch difícil de resistir.
Qué hacer antes de cenar: merece mucho la pena realizar una escala en el bar, ubicado un nivel abajo del restaurante (en el 5º piso). La mayoría de los cocteles preparados con vodka, ron o tequila cuestan alrededor de 16 euros, unos $280 pesos aproximadamente. Por un eurito más se puede probar un coctel con Champagne que en México podría llegar a costar el doble.
Qué pedir del menú: de entrada, la terrina de foie gras (22 € = $390 pesos)* y de plato fuerte la tarta de res (29 € = $520 pesos)*. Una copa de vino tinto de la casa ronda los 8 € = $140 pesos* y, en el caso de pedir agua, hay que considerar unos euros extra porque independientemente si es con o sin gas, siempre la cobran.
Sin considerar el coctel del bar, la cuenta por una persona con las recomendaciones anteriores es de 59 euros. Con el 10% de propina, en total serían 65 € = $1,170 pesos*. Para estar en un lugar de este nivel, en París, de verdad que no está nada mal.
1, rue du Pont Neuf 75001
Tel.: 01 40 39 09 00
www.kong.fr
*La paridad es aproximada y puede variar.