Al oriente de la plaza principal, antes el Río San Francisco, se encuentra en la ciudad de Puebla el Barrio de la Luz, lugar que vio nacer la primera de las fábricas poblanas de vidrio prensado que durante muchos años no solo embotelló agua, sino además fue una verdadera industria del vidrio en México, desde luego, antes de que despegara Monterrey o de que la sal dejara de tomarse “pellizcada”.
Actualmente, por cambio de dueños, cierres o quiebras, huelgas o simplemente por irse perdiendo el oficio artesanal, y los clientes en busca de otro tipo de trabajo, en la capital poblana solamente sobreviven tres de estas antiguas fábricas, siendo La Luz la más conocida y que desde hace 31 años, conocida como la Antigua Fábrica de Vidrios “La Luz”, elabora piezas artesanales con moldes antiguas que adornan las mesas más emblemáticas.
Para elaborar el vidrio prensado se vacía en moldes de objetos muy variados, que resultan idénticos, a diferencia del vidro soplado donde cada pieza es única.
En Puebla ha renacido este trabajo en vidrio que da forma a los clásicos saleros en forma de gallinitas, llamados también “saleros de pellizco”, a los tarros de chivo, catrinas, tornillos y cañones para beber pulque, así como a las jarritas pulqueras en distintos tamaños, entre otros trabajos artesanales.
En colores verde oscuro o “botella”, verde aguamarina (nuestro favorito), todo con el antiguo procedimiento de vidrio prensado, pues se busca conservar este trabajo de verdaderas artesanías mexicanas sino que utilizan en gran parte de su producción vidrio verde reciclado. Es decir, todo ayuda.
Hablando un poco de su origen e historia, tras la Conquista llegó a Puebla don Antonio de Espinosa, el primer vidriero del continente, razón por la que se ha buscado la denominación de origen del vidrio verde y prensado, técnica que en Europa ya no existe. Actualmente sólo quedan talleres en Puebla y Texcoco, que producen con los antiguos moldes europeos diversas miniaturas y que pintan a mano con creaciones en vidrio.
Un día que les nazca el espíritu aventurero y se dirijan a Puebla, no olviden para por el Barrio de la Luz y comprar un juego de vasos o un salero “de pellizco” que sin duda dará un toque especial a su mesa.