Esta vez nos han compartido lo que editó en 2005 Landucci Editores para crear el libro Del mercado a la mesa: el Mercado de San Juan, que narra la historia y vida del maravilloso de especialidades y sus locatarios.
El señor Rafael Romero Molina, oriundo del estado de Puebla, es propietario de un excelente expendio de verduras orientales en el Mercado de San Juan (local 246), donde lleva ya 12 años al frente de su negocio. Su esposa, originariamente de Irapuato, atiende otro comercio en la Central de Abastos.
La madre de don Rafael es del pueblo nahua de Huahuaxtla, en la Sierra Norte poblana, y él habla ese idioma indígena desde niño. Con 44 años, lleva 26 en el negocio de la compraventa de verduras. Antes estuvo en el mercado de Jamaica y se mudó a San Juan después del terremoto de 1985.
Se abastece de productos vegetales para consumidores provenientes de China, Japón, Corea y otros países del Lejano Oriente, directamente de agricultores especializados de Puebla, Morelos y Guanajuato, quienes también son exportadores importantes a Estados Unidos.
Debido a las grandes colonias orientales que existen en ese país y a sus crudos inviernos, necesitan acudir a las importaciones de ciertos productos, sobre todo en la época invernal.
La clientela de este local la conforman tanto restaurantes como particulares, desde luego orientales, y en número mucho menor, mexicanos. Incluso embarcan productos a restaurantes de Cancún y Guadalajara, así como a otros lugares de la provincia.
Además de algunas verduras nacionales que también se consumen en esa región de Asia como la jícama y la zanahoria, por sólo citar un par de ejemplos, se venden variedades chinas, japonesas y coreanas de nabo y de chicoria; chinas y japonesas de cebollín, de chícharo de nueve, de frijol azuki, verde mongo y de “carita” (blanco con un punto negro); de pepino dulce, amargo y “de agua”, además del “pickle enano” y el pepino largo europeo; malanga morada de Corea, rosa jaspeada de China y Cuba, y malanguita blanca, también china por supuesto, jengibre; calabaza chicua, bangaña y tonkua (de hasta 15 kilogramos cada una); tofu o queso de soya en tres variedades; acelga blanca en especies de tres tamaños; además de brócoli de flor blanca, colinabo y col china.
½ de carne de cerdo (pulpa) rebanada
1 ½ cucharada de fécula de maíz
½ cucharada de sazonador Ajinomoto
2 cucharadas de salsa de soya
Aceite de ajonjolí
1 diente de ajo aplastado
½ cucharada de jengibre rayado
Mezclar la fécula de maíz, el sazonador y la salsa de soya en ¼ de taza de agua. Aparte, sofreír en el aceite el ajo y el jengibre; se sazona con sal y pimienta.
Se agregan las rebanadas de cerdo y pimiento en cuadritos, para que se sazonen lentamente. Se incorpora bien la mezcla inicial y los echalotes.
Se cocina el platillo tapado y a fuego lento.