Diferentes cocinas en todo el mundo, cada una con propuestas distintas, convergen en un ingrediente esencial. El mundo está hablando de variedades de sal; de sabor, mejores, más saludables y, sobre todo, con nuevos usos.
De los Montes Himalaya, de gusano de maguey, de desiertos lejanos, sal cristalina o en hojuelas. Hay muchas variedades de sal e ideas cada vez más creativas para usarlas. Te compartimos, por lo pronto, cinco de las que más escuchamos en la cocina, para que conozcas sus características y diferencias.
Es una sal de grano grueso sin aditivos especiales que proviene de una salina. Suele emplerse en la industria cárnica para conservar la carne como sal kosher.
Era usada en carnes kosher para extraer la sangre. Tiene forma irregular y escamosa y es fácil de disolver por lo que es favorita entre cocineros.
Sólo necesitas unas cubetas de agua de mar, de la cual se filtran las impurezas y se hierve a temperatura muy baja hasta que pequeñas hojuelas se empiezan a formar.
La sal marina se cosecha en salinas ubicadas en enormes extensiones a un lado del mar donde el sol y el viento generan la evaporación del agua de mar que se cristaliza.
Es sal de mar adicionada con sabores naturales externos para otorgarle aroma y sabor a través de hierbas, especias y hasta trufas.
Estas variedades de sal son las más abundantes. Las mezclas son infinitas, así como la creatividad que se utilice para hacerlas.
Se conoce también como sal gris o celta. La sal gris se obtiene por evaporación de las aguas marinas y su color se deriva de las de arcillas que hay en el fondo de las salinas donde se recolecta.
Posee una textura húmeda superior a otras sales, y por ello resulta popular en la cocina asada.
Su traducción literal es “Flor de sal”, una capa delgada de sal que se forma en la superficie del agua de mar. Es recolectada artesanalmente a mano, según el método tradicional portugués y francés debido a su delicadeza.
La “Flor de sal” se ha convertido en un producto de alto valor nutricional y con una demanda creciente. México cuenta con una producción importante en Colima en la laguna de Cuyutlán, un vaso lacustre de aguas marinas. El método de recolección es similar al francés y sólo se cosecha de 30 a 45 días al año, por la tarde.