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Historia culinaria de España: La aventura del descubrimiento

Por Animal Gourmet

El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón y un grupo de expedicionarios desembarcaron en una isla antillana después de más de 3 meses de navegación. Iniciaba entonces, un proceso histórico inédito para el continente que más tarde sería llamado América. La primera pregunta que podemos formularnos es: ¿qué demonios hacían un puñado de españoles por estas tierras? Sabemos que la expedición era patrocinada por los Reyes  Católicos como parte de un proyecto político y económico  amplio, que parte de un contexto histórico particular con un significado trascendental para lo que hoy llamamos España.

Esta última era parte de la Europa cristiana y mercantilista del siglo XV, que perseguía  fortalecer el comercio con Oriente, el cuál se encontraba amenazado por la pujante política expansionista del Imperio Otomano[1], que controló el  paso entre dos continentes (Europa y Asia), al conquistar Constantinopla (1453) la capital de Bizancio. Por eso para los reinos peninsulares, la búsqueda de una ruta alternativa hacia la India fue primordial. Su localización geográfica franqueando las “Columnas Herculeanas,” en el extremo del continente, los colocó en el papel decisivo de navegantes durante los siglos XV y XVI.

El principal objetivo del viaje de Cristóbal Colón era el establecimiento de una base comercial con las Indias, que garantizara el abastecimiento de especias. Pero, ¿Por qué eran tan importantes esos condimentos aromáticos para los españoles? Resulta que estas eran  utilizadas para la preservación de los alimentos durante los crudos inviernos europeos, y además tenían un carácter de mercancías de lujo, junto con la seda china, entre los estratos de alto poder adquisitivo para sazonar sus comidas desde siglos atrás. La mezcla de  capricho y necesidad de esa sociedad dio pie al descubrimiento y conquista de América.

Desde hacía años Portugal  tenía su propio camino a las Indias bogando las costas del continente africano hacia el sur. Ya había establecido colonias mercantiles en África y la India[2]. Sin embargo, esa larga trayectoria implicaba costos muy altos de transportación y también demoras.

El proyecto colombino buscaba una reducción en los tiempos de viaje, y por lo mismo, disminución de costos así como  la exclusividad de intercambios mercantiles con los indios[3].Si lo lograban, los Reyes Católicos  serían la potencia mercantil más importante de la Europa cristiana. Así que la inversión valía la pena.

El primer viaje se llevó a cabo y el regreso de Colón supuso un éxito. El almirante llevó a España una variedad de productos nuevos y exóticos, gente desconocida y un sinfín de expectativas para el futuro.

Y como para la Comunión se necesita pan, los panaderos aseguraron un futuro en el Nuevo Mundo

El regreso de Colón implicó un conflicto de intereses entre la Corona de Castilla y la de Portugal. Por ello el Papa, fungiendo como árbitro internacional, dividió el mundo por grados y latitudes concediendo a Portugal la zona que hoy es Brasil, y  condicionó la expansión española en América al compromiso de difundir la fe católica[4]. Y como para la Comunión se necesita pan, que es el cuerpo de Cristo, los panaderos aseguraron un futuro en el Nuevo Mundo.

Los reyes patrocinaron el segundo viaje con muchos más recursos. De las tres carabelas enviadas la primera vez, pasaron a “17 barcos y 1500 tripulantes”[5].Con lo que no contaban era con la realidad continental americana, pues a pesar de que nunca lo reconoció, Colón no llegó a las Indias (Asia), sino a un continente desconocido. Por ende, las especias y la seda prometidas nunca llegaron.

Pronto debieron  inventar un nuevo proyecto para darle viabilidad a esos viajes; se fundaron colonias que, a falta de las especias orientales, consiguieran otros bienes de cambio como el oro.

El cocido del Nuevo Mundo provocó indigestión entre sus patrocinadores: Colón intentó conducir el proyecto americano con resultados desastrosos. Pocos años después, la muerte de Isabel la Católica ocasionó una crisis política y social en el seno de Castilla.

 A la llegada de su hija Juana como princesa heredera, y de Felipe El Hermoso desde Flandes,  el desplazamiento de Fernando como rey consorte fue inevitable.  Ante tales acontecimientos, América perdió momentáneamente su relevancia histórica. Su “ordeña” se transformó en un proceso de explotación desmedida tanto de la mano de obra indígena, como de la extracción de oro.



[1] El Imperio Otomano inicia con la expansión del poderío de Osmán entre los años 1300 y 1326, desde las regiones nordestes de Anatolia y hacia el sur Bizancio. Markus Hattstein, op. cit., p. 536.

[2] “Bartolomé Días había doblado, tras ímprobos esfuerzos, el cabo de las Tormentas, rebautizándolo como cabo de Buena Esperanza. El camino a la India estaba abierto, corría el año de 1487”. Ión De la Riva (coord.), op. cit”, p. 200.

ib ibid.p. 233.

[4]Bula Inter Caetera”. Ver Weckman, L., “Las bulas alejandrinas”. México. COLMEX. 1980. p. 231.

Julio Goicochea, (dir), op.cit., p. 663.