El Lincoln se describe a si mismo como un restaurante de cocina auténtica, de producto y de estación con toques españoles pero básicamente internacional.
Está ubicado dentro de Casa Domit, en Emilio Castelar #163 en la colonia Polanco, donde se encuentra un espacio gastronómico con tres conceptos distintos: Novecento, un bistro argentino con toques americanos; Mar del Zur, la propuesta mex-thai de Eduardo Palazuelos, y arriba, en el primer piso, el Lincoln.
El madrileño Fran López es el cocinero del lugar. Bajo ninguna circunstancia se deja llamar chef. Nos cuenta que él no estudió nada que tuviera que ver con cocina y que simplemente aprendió lo que le vio a la madre y en su casa. Durante la universidad, estudiando Dirección de Empresas, gozaba invitar a los compañeros a comer a su pequeño apartamento y prepararles buenas pastas, arroces o guisados.
Al terminar la carrera universitaria trabajó quince años en una compañía de telecomunicaciones y decidió dejarlo para aportar a la gastronomía su talento.
“Quiero que el atún sepa a atún y por eso uso las menos salsas posibles”
Los arroces, el filete miñón y el atún son los tres platillos que más gustan en el restaurante. Eso alegra a Fran pues su apuesta es cocinar alterando lo menos posible los sabores de los productos. “Quiero que el atún sepa a atún y por eso uso las menos salsas posibles”.
Este hombre de 44 años, ojos claros y piel curtida es un personaje entrañable muy querido por sus comensales asiduos y se hace querer pronto por los nuevos.
“Quiero que al restaurante venga gente relajada y que disfrute de la vida y la buena cocina sin pretensiones”, nos dice el cocinero mientras saluda amablemente a un comensal que, al entrar, dichoso abraza al cocinero. “La gente auténtica, la que disfruta unos huevos, unas patatas y un buen vino es la gente que quiero recibir aquí en el Lincoln”, continúa Fran López.
Con tan solo cinco meses de vida, el restaurante ha dado la bienvenida a cientos de personas en plan romántico, de negocios, amigos o familiar pero con un común denominador: el gusto por el buen comer.
“Quiero que al restaurante venga gente relajada y que disfrute de la vida”
El ejemplo de autenticidad que deja ver Fran López, quien dejó la dirección de una empresa trasnacional para dedicarse a los fogones, es un buen indicador del amor y de la calidez que le pone a la comida.
Pronto incluirá en su menú un plato especial de escamoles al oporto (producto mexicano que aprecia mucho) y un postre novedoso de chocolate, sal y aceite de oliva. Otra buena noticia es que introducirán siete postres EspaiSucre (la escuela de pastelería del único restaurante de puros postres en el mundo con sede en Barcelona).
Antes de terminar es importante mencionar que si la comida les parece agradable, la tarde en la terraza invita unos tragos, y las ganas de volver a casa son pocas, el restaurante cuenta con un piano bar privado para 30 personas en donde pocos se irán sin echarse por lo menos una canción de las que cada uno traemos en el corazón.
El precio promedio por persona es de 400 pesos y, si visitas el Lincoln, la recomendación es probar fideua, la burrata queretana y el huevo pochado con hongos.
Lincoln
Emilio Castelar #163, colonia Polanco.
Teléfono: 5280 1939
Sitio web: www.lincolnpolanco.com
Facebook: https://www.facebook.com/LincolnPolanco
Twitter: @LincolnPolanco