Cuando vi el orden en la alacena de Fernanda tuve sentimientos encontrados. Sentí desaprobación y ganas de criticar la absurda obsesión controladora de mi amiga por tener todo en su lugar. Pero no puedo negar que sentí, al mismo tiempo, una envidia brutal y unos celos descomunales.
Lo siguiente que hice esa tarde además de comer con ella, a prisa y distraída pensando cómo iba a organizar mi alacena al llegar a casa, fue ir a un lugar fantástico llamado Container Store a comprar los famosos contenedores.
Crónica de una alacena en orden
Llegué a mi casa, puse una ‘play list‘ que usualmente escucho al correr y convertí las repisas de cajas de cereal encimadas, latas de galletas vacías, bolsas de azúcar a medio cerrar, pan amarrado con alambrito y frascos de té viejos, en un museo.
Soy trabajadora y los ratos libres en mi casa son exclusivamente para ser mamá, cocinar y hacer ejercicio
Como muchas mujeres (las que mejor me caen) soy trabajadora y los ratos libres en mi casa son exclusivamente para ser mamá, cocinar y hacer ejercicio. Pocas habían sido las veces en las que pasaba por mi cabeza el orden de mis harinas, mis espaguetis o mis hongos deshidratados.
Lo que sucedió con el paso del tiempo y mi estricta disposición de los productos en mi cocina fue que empecé a ahorrar. Estarán de acuerdo que entre la chamba, los hijos y la vida social no nos da mucho tiempo de entrar a la alacena y revisar producto por producto para ver qué tanto se ha consumido y qué tanto no.
Me pasaba con frecuencia estar en el super y antojarme de unas deliciosas aceitunas rellenas de anchoas para cuando tuviera invitados que, lo único que hacían al llegar a casa, era sumarle un piso más al edificio de aceitunas rellenas de anchoas de mi alacena que por supuesto yo misma había comprado, pensando exactamente lo mismo cada vez que las compraba.
Como de la vista nace el amor, ver lo que tienes te inspira a cocinar con lo que hay
Las ventajas de almacenar en “tuppers” son muchas. Se darán cuenta que con un simple vistazo tendrán mayor control del consumo hogareño de los productos, por ejemplo. Además, como de la vista nace el amor, ver lo que tienes te inspira a cocinar con lo que hay. Tiene también la virtud de que ayuda a conservar mejor los alimentos, por aquéllo del cierre hermético. Además de visualmente, insisto, es un museo.
En unos contenedores pongo café, en otros galletas, consomé de pollo deshidratado, cereales, sobres de gelatinas, sobres de té, chiles secos, jamaica, azúcar, arroz, frijoles, harina, lentejas, pasta, etc. Casi casi quisiera repetir la actividad con los juguetes del niño pero creo que sería muy criticada, y no sólo por Fernanda mi amiga.
Hay “tuppers” de distintos precios. La idea es que sean transparentes y tengan tapa. Los pueden encontrar en Walmart, Home & More o en The Container Store. Yo tuve suerte porque los compré con la tarjeta de crédito del exmarido y sin piedad… me compré los importados. Obvio.