Múltiples factores, locales e internacionales, han contribuido a sentar las bases para el potencial crecimiento de la cultura del café de especialidad en el mercado mexicano.
A escala internacional se ha consolidado un movimiento de tostadores y cafés vanguardistas y promotores del comercio directo —donde se paga a los productores por encima de las tarifas fair trade—, el cual comenzó a gestarse a mediados de los 90 del siglo pasado en Estados Unidos, Japón y los países nórdicos, entre otros.
En los últimos cinco años los pioneros de este movimiento —llamado por algunos tercera ola del café— se han convertido en pequeñas cadenas, han expandido su clientela a otras latitudes y han abierto el paso a cientos de nuevas cafeterías que han puesto hasta de moda el aromático artesanal en diversas ciudades, segmentos de consumidores y medios de comunicación.
Uno de tantos hitos en la evolución del movimiento tercera ola fue la creación en 2000 del World Barista Championship, concurso que se convoca en más de cincuenta países, cuyos representantes compiten por el campeonato mundial, y que ha proyectado al oficio del barismo —la preparación de bebidas en una barra de café— a tal nivel protagónico que hoy existen baristas célebres en todo el mundo cual rock stars.
Baristas y tostadores han cultivado un etos pretencioso y autocelebratorio
Con todo lo que tiene de encomiable, la tercera ola también ha recibido merecidas críticas, principalmente por haber cultivado entre baristas y tostadores un etos pretencioso y autocelebratorio donde, en vez de invitar al común de las personas a participar del café de especialidad, en vez de invitar al común de las personas a participar del café de especialidad a todo aquel que no sea un coffee geek.
Para todos ellos puede ser atractivo jugar al elitismo cafetero
Tiene sentido mencionar lo anterior porque la tercera ola estadunidense ha inspirado a miles de jóvenes en América Latina a dedicarse profesionalmente al café, principalmente como baristas y brewers (preparadores de infusiones de café sin espresso), pero también como catadores, tostadores y dueños de cafeterías. Para todos ellos puede ser atractivo jugar al elitismo cafetero. Sin embargo —y aquí nos referimos única y exclusivamente a México— es recomendable que entiendan mejor su contexto y que:
Da click aquí para leer la primera parte del Manifiesto del Café.
*Pedro Guzmán es consultor en branding y director de contenidos de Café Cobalto.