Cuando era niña para mi mamá resultaba una verdadera pesadilla el que yo lograra comer, algo, lo que sea. Su ingenio y, supongo, desesperación se valían de cualquier cosa para lograrlo. Huevos duros con las puntas cortadas y mitades de jitomate con puntos de mayonesa hacían las veces de casas de los Pitufos y lechugas y vegetales cuidadosamente acomodados su jardín. ¡Lotería! No sólo lo devoraba sino que lo esperaba ansiosamente.

Hoy mis gustos siguen siendo bastante simples, en muchas ocasiones, orientados a donde el corazón me llama a lo que grita hogar y, por supuesto, mi chef experimental favorita es la misma. Las cenas de ‘Thanksgiving‘ con su pavo relleno de pan tostado, el puré de camote, el pie de calabaza y el budín de pan me pueden hacer perder la cabeza.

Mis gustos siguen siendo bastante simples, orientados a donde el corazón me llama

Siguiendo con mi costumbre sentimentaloide y básica, no hay nada que me pueda hacer sentir que he llegado a un lugar conocido como un buen ‘steak & ale pie‘ seguido por un ‘sticky toffee pudding‘ en un pub inglés. Sí, como leen, me declaro fanática de la comida inglesa aunque a muchos les resulte imposible creerlo y la razón es simple: extraño el país donde viví algunos años.

Pero créanme, quien haya ido un sábado por la mañana a Borough Market en East London y haya percibido el olor de un pie hecho como debe ser, y recién horneado, estará totalmente de acuerdo y no solamente estará añorando uno sino también un buen plato de ‘fish and chips‘.

Para mí la mejor es la “comida sencilla y honesta”

Como diría Gordon Ramsey, para mí la mejor es la “comida sencilla y honesta”. Yo sé que mis platillos favoritos no son lo que muchos esperarían, pero remontándonos al origen de todo, culpo totalmente al entrañable “hongo de los Pitufos“ como el culpable de que a mi se me llegue al estómago a través del corazón y no al revés.

Por Ariadne Grant

Ari es editora de Marie Claire México y Vanidades Novias. Viajera constante y experta en todo lo que tenga que ver con moda.