Se sabe que en las taquerías y en los menús de comida corrida hay aguas frescas; las hay también en las paleterías con nombre de gentilicio femenino del estado natal del ex presidente Calderón y, si uno está dispuesto a empeñar la casa a cambio de un sabroso jugo también puede buscarlo en las taquerías con nombre de “farol” en diminutivo o en estos establecimientos de aspecto aséptico con muebles de acero que venden jugos y frutas también a precios exorbitantes.
Pero las mejores aguas frescas de fruta, digo yo, buenas, bonitas y baratas están en: “Tortas y aguas La Delicia“, como se lee en su muro con letras a colores en Lomas de Chapultepec.
Este local de tortas, también altamente recomendables y de las que hablaremos en otra ocasión- trascendió a fines de los años ochenta por sus aguas. Cuenta con un surtido de alrededor de diez sabores de aguas frescas, todas deliciosas y heladas, cual debe, con leves variaciones en el menú según la temporada.
¿Las favoritas? Las de horchata de arroz y horchata de coco, claro porque para algunos entre más pesadas y empalagosas mejor. Más frescas y populares también son las de lima o mandarina, que además combinan mejor con la torta. ¿Quién dijo que el maridaje era exclusivo de los vinos?
Más frescas y populares también son las de lima o mandarina, que además combinan mejor con la torta
Hay de fresa y piña colada que “no le piden nada” a las de estos locales con nombre de un estado de la República que empieza con “Col” y termina con “a” o a este otro que se llama algo con “color” y con “ines”, donde además salen re caras. También están las clásicas, de limón, jamaica, piña y mango. Para todos hay.
El local, aunque algo extraño para una lonchería, siempre está de ambiente. Nunca está abarratodo y el servicio es veloz. ¿Y de a cuánto? A 17 pesos el vaso y a 34 el litro de cualquier sabor. ¿Dónde? La Delicia está sobre Prado Norte, frente a telas Bayón, una cuadra antes de la taquería El lago de los cisnes.
Un cortometraje de regalo para refrescarse:
Aguas Frescas from E Co on Vimeo.
Por Dalia Shwartz